Asad se aferra al poder en Siria

Una vez más, el presidente sirio, Bachar Al Asad, vuelve a hacer oídos sordos a los llamamientos de la comunidad internacional y de la Liga Árabe a poner fin a la represión, y reitera su continuidad en el poder. De poco ha servido la última resolución adoptada por el organismo panárabe, que se reunió el domingo en El Cairo, en la que los ministros de Exteriores instaron a Asad a transferir sus poderes al vicepresidente del país, y la formación de un Gobierno de unidad nacional en dos meses para celebrar elecciones libres. Damasco lo calificó ayer de «interferencia flagrante» en sus asuntos internos. El nuevo plan es similar al que se adoptó para solucionar la crisis en Yemen, que llevó a la dimisión del presidente, Ali Abdala Saleh y la celebración de elecciones el 21 de febrero.

Las autoridades sirias rechazan la resolución y además la tachan de «violación» de su soberanía nacional. Queda por ver si ahora Damasco aceptará la ampliación de la misión árabe en su país, de la que se ha retirado Arabia Saudí. Siria también criticó que algunos miembros de la Liga, en una clara alusión a Qatar, pretenden que la seguridad sea a través de «un llamamiento a una intervención extranjera en los asuntos internos» del país.

Por su parte, el opositor Consejo Nacional Sirio, que cifra en 6.581 las muertes, dio la bienvenida al nuevo plan árabe, aunque aclaró que no negociará hasta que renuncie Asad. El Ejército Libre Sirio sigue avanzando posiciones y ya controla la estratégica ciudad de Duma, uno de los bastiones rebeldes.

La reticencia llevó ayer a la UE a ampliar sus sanciones contra el régimen de Asad. La medida afectará a otros 22 cargos sirios, la mayoría militares, y ocho empresas que se suman a los 108 dirigentes del régimen, incluido el presidente y su hermano Maher, que ya fueron sancionados por la UE en diciembre. Mientras, Rusia firmó ayer un contrato de venta con Siria para la entrega de 36 aviones «Yak-130».