Voto masivo en la era post Mubarak

Militares a las puertas de los colegios electorales armados con porras, escudos y hasta con un Kalashnikov. No es la imagen ideal de la democracia, pero para los egipcios, las que dieron comienzo ayer son las primeras elecciones en las que su voto contará para algo. Por ello, hombres y mujeres participaron en masa en los comicios que se celebran en nueve de las 27 provincias del país, entre ellas el distrito central de la capital, y que proseguirán hoy. Desde primera hora, los cairotas esperaban fuera de los colegios de forma sorprendentemente ordenada y paciente, en un país en el que las colas nunca se respetan. Algunos charlaban, otros leían el periódico, todos convencidos de que es un momento histórico para Egipto.

«Queremos construir nuestro país», aseguraba un grupo de hombres junto al colegio Al Salam, en el barrio de Hadayeq El Qubba de El Cairo. Tanto para los jóvenes como para los mayores, ésta es la primera vez en sus vidas que sienten el deseo de acudir a las urnas. Antes, durante la dictadura de Hosni Mubarak (derrocado en febrero tras 30 años en el poder), los resultados estaban decididos de antemano, y la mayor parte de los egipcios rechazaba votar _a no ser que fuera a cambio de dinero_.

Ahora quieren participar y confían en que la democracia es posible, aunque las dudas sobre la limpieza del proceso permanecen. «Es importante votar, es nuestro derecho, aunque todavía no sabemos si nuestros votos serán manipulados», admitía Munir, una joven estudiante, con una mezcla de entusiasmo e incertidumbre. Junto a ella, su madre, Manal, se mostraba convencida de que «esta vez será diferente». Ayer fueron denunciadas 400 irregularidades, sobre todo el hecho de que los partidos políticos siguieron haciendo campaña a pie de urna, incumpliendo así la Ley. Los Hermanos Musulmanes fueron los más criticados por ello, aunque en Hadayeq Al Qubba folletos de todos los grupos eran repartidos entre los votantes ayer por la mañana.

Deficiencias logísticas
Pero la mayor parte de los problemas que se registraron fueron logísticos, debido a la falta de organización y a la elevada participación, que desbordó las expectativas. «Vine a las 8.30 de la mañana y las papeletas llegaron a las 11.30», se quejaba Magdi en la puerta de la escuela Al Salam, que a mediodía permanecía cerrada. Mientras, Mina, de 20 años, contaba cómo había visto llegar las papeletas en un autobús, sin seguridad alguna. En el interior del colegio, uno de los jueces encargados de supervisar las votaciones explicaba a LA RAZÓN de forma anónima que el proceso no estaba siendo normal, por la gran afluencia y falta de medios. «Hacemos lo que podemos para asegurar que todo vaya bien y ayudar a los votantes», aseguraba, mientras varias mujeres a su alrededor luchaban con las grandes papeletas, llenas de nombres y símbolos.

El sistema es extremadamente complejo, especialmente para ese gran porcentaje de la población analfabeta, pero muchos votantes demostraban ayer haberse informado antes de acudir a ejercer el voto. La mayor parte de los colegios abrieron con bastante retraso, cuando los votantes ya empezaban a perder la paciencia, y la comisión electoral pospuso el cierre de dos horas. La principal preocupación es lo que podía ocurrir durante la noche, cuando las urnas permanecieron supuestamente selladas, a la espera del segundo día de votaciones.

Un complejo sistema electoral
Tres rondas de votaciones
Ayer se celebró la primera jornada de la primera ronda para constituir la Asamblea egipcia. Habrá dos más, en diciembre y en enero. Hasta principios de año no se conocerán resultados. igue en Diciembre y finalizará el 11 de Enero. Los resultados se conocerán don días después.

Símbolos en las papeletas
Los altos niveles de analfabetismo no impiden que la mayor parte de la población acuda a las urnas. Para ayudarles, las papeletas cuentan con símbolos que identifican a cada partido.

Urnas separadas
Hombres y mujeres ejercen en Egipto su derecho al sufragio por separado. No pueden mezclarse sus votos.

Controles
Todo el que haya votado recibe una marca de tinta en sus dedos como verificación.