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Austeridad y despegue por José Antonio Vera
Ya está medio organizada la tormenta perfecta. Estudiantes y sindicalistas en las calles, un anuncio de huelga general para dentro de un mes, el déficit por las nubes, las autonomías exhaustas y sus gobernantes diciendo que no hay manera de gestionar la miseria. Siempre se dijo que a veces se tiene que poner la cosa muy mal para que todo se pueda arreglar. El problema es que eso rara vez se logra sin traumas.
De golpe emerge el debate sobre el modelo territorial. Hemos llegado a la conclusión de que tenemos demasiadas administraciones y demasiados gastos. La cultura del «gratis total» a la que nos habíamos acostumbrado se nos viene abajo. La subida de impuestos no da ni para un tercio de los 45.000 millones que hay que ahorrar con la herencia del 8,5 de déficit. Ante eso se abre un doble debate. Uno, en Europa, sobre la necesidad de retocar al alza la previsión para España. Curiosamente es más proclive a ello el comisario Almunia que el portugués Barroso, siempre tan amable. Barroso habló ayer una vez más con exceso de rigidez. Almunia entiende lo que muchos: es complicado que cumplamos el 4,4 previsto en un escenario de recesión y sin previsión de crecimiento.
El otro debate es interior y se refiere al modelo territorial. Las autonomías pueden estar bien, pero no salen las cuentas. Unos y otros proponen medidas como el copago judicial, o el copago sanitario o el copago en carreteras. Difícilmente vamos a poder sobrevivir dejándolo todo como está, por mucho que estudiantes y sindicalistas digan que «la austeridad no funciona». No es verdad. La única autonomía que ha funcionado algo en España este año ha sido la más austera. O sea, Madrid. La austeridad debería estar en la base del despegue. Fue así con Aznar y no puede ser en realidad de otra manera.
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