Barajas
«Somos muchos pero nos señalan»
Un grupo de jóvenes venezolanos viaja a Madrid para sentir «la unión y el calor de la JMJ», mientras ellos tratan de vivir su fe bajo una dictadura
MADRID- Vienen del otro lado del charco y quieren «conocer otras culturas» y, sobre todo, comprobar que su realidad no es común al resto de países. Cientos de venezolanos aterrizaron el miércoles en el aeropuerto de Barajas tras más de doce horas de vuelo. Les acoge, hasta que el martes vuelvan a Madrid, la Diócesis de Toledo. Allí se encontrarán con más peregrinos. En total, se juntarán más de 12.000 jóvenes de 37 nacionalidades. «A lo largo de la próxima semana todos podrán visitar la ciudad», asegura Raúl Tinajero, director del Secretariado de Pastoral de Juventud de la Diócesis de Toledo.
Angélica, Mariano, Ciro, Constantino y Sonia no alcanzan la veintena, pero no dudan en hablar de los problemas de su país, de sus ansias de cambio y de su búsqueda de nuevos horizontes. Viven su fe con fuerza, aunque reconocen que «nuestro presidente se mete mucho con la Iglesia y con los cristianos», explica uno de ellos. Los cristianos de Venezuela no son los más perseguidos porque «Chávez va cambiando de ideología según le conviene, depende de los intereses que le vinculen a cada una de ellas. Un día se proclama evangélico y al día siguiente demuestra su fervor por Cristo», añaden con sarcasmo. «En nuestro país hay bastantes cristianos, pero siempre están señalados», afirma María Cristina.
Llevan meses preparándose para la gran cita y sus rostros reflejan la ilusión de un posible acercamiento al Santo Padre: «¡Ojalá podamos verle de cerca!», exclama Mariana, una de las peregrinas más jóvenes y que no se despega de la bandera de Venezuela. Junto a la camiseta de la JMJ, forma parte de su atuendo habitual. Sin embargo, llegar a Madrid no ha sido fácil. Los problemas que el Gobierno chavista les ha puesto con el cambio de divisas les ha retrasado: «A muchos jóvenes les exigían un número de cuenta para poder cambiar sus bolívares y tuvimos que crear una conjunta. Hasta el último momento no nos aprobaron el monto», comenta Angélica. No es el único problema con el que deben lidiar los jóvenes venezolanos. Si tuvieran que subrayar una asignatura pendiente destacarían la inseguridad. «Es nuestro máximo desafío. Nadie camina por calles oscuras», añade José, uno de los padres de los jóvenes que ha viajado a Madrid. La especulación es otra de las grandes batallas del pueblo venezolano. Los precios de todos los productos, hasta los más básicos, los fija el Ejecutivo y, «así fomenta la reventa de los productos que escasean», comenta, Jesús otro de los jóvenes que viste una sudadera con la bandera de su país. «Los productores venden el aceite a 5 bolívares y en las tiendas lo encuentras por 25», prosigue. Para ellos, ver un supermercado con decenas de marcas es una novedad.
«Venimos a evangelizar al país que nos evangelizó», exclama Angélica. Creen que en España hay escasez de vocaciones y que los jóvenes no apuestan tanto por la Iglesia como antes. «Debemos buscar valores comunes como la educación, la familia, el deporte y la religión. Claves para Venezuela y también para España», añade.
¿Por qué?
En Venezuela conviven varias religiones y todas ellas tienen que pelear con los caprichos de Chávez. El dictador lleva más de 13 años en el poder. «Si hablas mal de Venezuela o del presidente por la calle, vas preso», asegura una de los jóvenes.
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