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EuroRajoy cambio de ritmo por Alfonso Merlos

La Razón
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Reformas, rigor y rapidez. Es la carta de presentación de Rajoy en Europa, y no hay otra. Casi sin tiempo para recoger los cascotes y los escombros heredados del socialismo, el futuro presidente del Gobierno de España está consiguiendo, con sus primeros y calculados mensajes, volver a presentarnos en el mundo como una nación fiable, solvente, previsible y segura. No hay otra.

El camino por delante está lleno de piedras y trampas. Apenas se ha puesto la vista en este complicadísimo y todavía inexplorado sendero. Pero quienes hasta ahora nos han mirado con comprensible recelo, quizá ahora estén más dispuestos a empujarnos en la buena dirección y a ayudarse al mismo tiempo a sí mismos.

Con los británicos como de costumbre a lo suyo, la recuperación de Madrid para la conformación de un eje ideológico y político sólido con París y Berlín no puede ser recibida, sino como una de las grandes noticias que deja ya el cónclave de Marsella. Algo está empezando a germinar y ahora toca regarlo y mimarlo.

Se ha terminado la etapa del buenismo, el papanatismo y las reflexiones vacías, engoladas y alambicadas con las que Zapatero ha salpicado cada una de sus intervenciones ante los socios comunitarios. Abandonar el pelotón de los torpes, salir del furgón de cola va a costar, pero hay voluntad de hacerlo y hay capacidad. Hay mucho que recuperar porque ha sido mucho el tiempo y el dinero perdido, pero, con el permiso, e incluso, la ayuda de Merkel y Sarkozy, estamos en el inicio del fin de una España menguante y menguada.