Cataluña
ANÁLISIS: En busca del «efecto ETA» por Lorente Ferrer
En la última década, ETA ha sido mortalmente herida y definitivamente vencida por la Policía, la Guardia Civil y los servicios secretos dependientes de Defensa. Los ciudadanos han percibido año tras año cómo la bestia iba siendo acorralada, desarmada, desmembrada y prácticamente aniquilada. El terrorismo ha pasado de ser el primer problema para el 80 por ciento de los españoles, como lo era durante la Transición política, a preocupar actualmente al 3,7 (Fuente: CIS, septiembre 2011). Por lo tanto el final del terrorismo etarra ya estaba asumido por los ciudadanos antes del comunicado de la banda del 20-O. Es por ello que las encuestas electorales publicadas en las fechas inmediatamente anteriores al anuncio de ETA difieren muy poco de las posteriores. Una de ellas, el sondeo de NC Report para LA RAZÓN del 24 de octubre, constataba una mejora de 0,3 puntos para el PSOE y una ganancia de 1 a 2 escaños. Esto en cuanto el pretendido efecto electoral del comunicado. Con respecto a la opinión de los españoles sobre el anuncio etarra, varias encuestas recogieron en esas fechas que la mayoría de los españoles no daba credibilidad al manifiesto de los terroristas. Entre ellas, la publicada por LA RAZÓN en la que informaba de que el 59,2 por ciento de los españoles no se fiaba de ETA, y ahí está la historia reciente; la primera tregua declarada por la banda terrorista comenzó el 18 de septiembre de 1998, era anunciada como indefinida y sin condiciones y fue la más duradera, extendiéndose hasta primeros de diciembre de 1999. Semanas antes de las elecciones generales de 2004, la organización terrorista anuncia una tregua limitada al territorio de Cataluña. En 2006, tras dos años sin cometer asesinatos, anuncia una nueva tregua que se prolongó durante nueve meses y terminó con un atentado en el aeropuerto de Barajas en Navidad de 2006 con el balance de 2 asesinatos. Hace poco más de un año, el 5 de septiembre de 2010, y después cometer 10 asesinatos en el periodo 2007-2010, anuncia un nuevo alto el fuego «permanente, general y verificable» que entra en vigor el 10 de enero de 2011.
En una sociedad en donde el 80,3 por ciento de los ciudadanos identifica al paro como primer problema nacional y sólo el 3,7 muestra su preocupación por el final de la banda, es difícil modificar la conducta electoral, cuando todo el mundo sabe que lo de ETA era una muerte anunciada. Cuando el 20 de octubre ETA comunica el fin de la «lucha armada», que no el de la organización terrorista, han transcurrido 51 años desde que comenzó en 1960 su carrera criminal, y ha dejado el triste balance de 858 asesinatos, entre ellos, 102 militares, 146 policías y 210 guardias civiles. Volviendo a la encuesta sobre el fin del terrorismo, el 86,3 por ciento de los españoles manifiesta que se debe continuar la persecución policial y judicial de la banda hasta su completo desmantelamiento; el 92,7 afirma que ETA tiene que desaparecer, y el 90,3 considera necesario que el Gobierno desarme a la banda. Estas medidas en cambio sí tendrían, sin duda, un buen respaldo electoral.
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