Nueva York
País prevenido vale por dos: ya se preparan para la subida del mar
Mientras científicos y políticos aún se debaten entre el CO2, entre convenios como el de Kyoto, y se preguntan si «son galgos o podencos», numerosos países se preparan ya con acciones concretas frente a las previsibles consecuencias del calentamiento global.
Desde Alaska a las comunidades costeras del Pacífico, líderes políticos y ciudadanos trabajan juntos para salvar sus casas, su soberanía y su identidad antes de desaparecer bajo las olas.
Durante el último siglo el nivel de los océanos ha subido 15 centímetros. Un dato especialmente preocupante en islas y regiones costeras donde no tiene más margen y que ya temen, en algunos casos, por su desaparición bajo el mar en un futuro no tan lejano.
A medida que el planeta se calienta y las capas de hielo se derriten, los niveles del mar podrían aumentar hasta un metro y medio en 2100, amenazando sólo en Estados Unidos a 180 ciudades costeras. En otras partes del mundo, son países enteros los que viven en riesgo de desaparecer bajo el mar.
En Kivalina, una población de Alaska, se ha construido un muro para contener las aguas. El hielo se derrite antes cada año, dejando a la comunidad sin protección frente al fuerte oleaje durante las tormentas. En febrero de 2008, el pueblo decidió tomar medidas, y demandó a nueve compañías petrolíferas, 14 empresas de alimentación y una compañía de carbón, alegando que los gases de efecto invernadero que generaban eran los culpables de la subida de las aguas poniendo en peligro su comunidad. El caso fue desestimado porque nadie pudo demostrar la «relación causal» del calentamiento global y la mala praxis de estas empresas.
Las ciudades costeras de California también se están preparando. En Newport Beach están levantando muros de contención y nuevas viviendas a lo largo del puerto de la ciudad, construida sobre un alto para evitar futuras inundaciones.
El futuro de las islas
Uno de los primeros pasos que han dado varios países es la construcción de diques para contener la marea. En 2008, el ex presidente Maldivas, Maumoon Abdul Gayoom, pagó 40 millones de euros por un muro de hormigón alrededor de Malé, la capital del país. Otras naciones como Vanuatu, Tuvalu y Kiribati, también están en riesgo, no han podido disponer de suficiente dinero.
Maldivas puede ser el primer país en construir islas para la supervivencia de los refugiados del cambio climático. En enero, el gobierno firmó un acuerdo con la compañía holandesa «Docklands» para desarrollar cinco islas flotantes por un valor de tres millones de euros. Diseñadas en forma de estrella, las islas contarán con playas, campos de golf y un centro de convenciones del medio ambiente para intentar mantener los importantes ingresos que genera el turismo en la región.
Es probable que parte de los 400.000 habitantes de Maldivas se conviertan en un futuro en refugiados a causa del medio ambiente. El presidente Nasheed ha creado un fondo con dinero del turismo para comprar tierras en otros países como la India y Sri Lanka donde su pueblo pueda reubicarse si el país se inunda.
La soberanía de un país inundado, a debate
Si un país desaparece bajo el mar, ¿sigue siendo un país? ¿Tiene los derechos de pesca? ¿Qué pasa con su asiento en las Naciones Unidas? Estas y otras preguntas se las ha realizado la revista digital «Mother Nature Network». Muchos pequeños estados insulares estudian ya las diferentes formas para que puedan existir como entidades jurídicas, incluso si toda la población vive en otro lugar.
La ONU alega que el primer paso es definir las líneas de costa. Sin embargo, sigue habiendo dudas acerca de lo que constituye la base de una isla. Se ha planteado que sean un conjunto de puntos fijos los que definan los límites geográficos de una isla, incluso después de que ya no se mantenga sobre el nivel del mar. Otros argumentan que una línea de base se define como una línea de costa con la marea baja, lo que implica que el territorio de un país disminuye a medida que la costa se erosiona.
Los expertos legales han sugerido a las naciones en mayor riesgo de desaparición, la posibilidad de establecer instalaciones permanentes con las que reivindicar territorial. Dicha instalación podría tomar la forma de una isla artificial o una plataforma.
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