Buenos Aires

Kirchner deja huérfana la política argentina

El «presidente en la sombra» llevaba las riendas del peronismo y era el principal candidato para las presidenciales de 2011

Buenos Aires- El pluriempleo y el estrés acabaron con la vida del ex presidente argentino, Néstor Kirchner, según indicaron ayer fuentes médicas a LA RAZÓN. En los últimos ocho meses tuvo que someterse hasta a tres intervenciones por problemas del corazón. A principios de septiembre, el ex mandatario, que falleció ayer a los 60 años de edad, ya fue intervenido de una angioplastía en un hospital de Buenos Aires, donde también estuvo internado en febrero. En 2004 también fue operado en un centro de salud de la ciudad de Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz, por una gastroduoenteritis.

Néstor Kirchner fue la figura más relevante de la política argentina de la última década. Siempre en el centro de la polémica, era, tanto para lo bueno como para lo malo, un verdadero «animal político». En la actualidad concentraba cuatro trabajos a la vez. En 2009 fue elegido diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y desde el pasado 4 de mayo de-sempeñaba el cargo de secretario general de Unasur. Además era presidente del Partido Justicialista. Y, por si eso no fuera suficiente, era, para muchos, el presidente del país en la sombra y el candidato más claro para las presidenciales de 2011.


Vacío de poder
Su muerte deja un vacío de poder que su esposa, la presidenta Cristina Fernández, intentará llenar, aunque no lo tendrá fácil con tantísimos enemigos –incluso en las filas del peronismo– acechando su mandato. Ahora que el barón ha muerto, todos quieren la banda presidencial.
Kirchner falleció ayer en el hospital de la ciudad santacruceña de El Calafate, al sur del país, minutos antes de las 10 de la mañana (las dos de la tarde en España), por un episodio de «muerte súbita», un infarto fulminante, según confirmó el médico presidencial Luis Buonomo. El ex jefe del Estado, que tenía un largo historial de problemas cardiacos, se encontraba con su esposa, Cristina Fernández, en la residencia familiar de El Calafate cuando sufrió una descompensación y tuvo que ser trasladado urgentemente a un hospital.

Con el país conmocionado comenzaron a llegar las condolencias. El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, dijo que la noticia le tomó por sorpresa y reveló que en los próximos días tenían previsto encabezar juntos dos actos políticos. «Debemos todos acompañar a Cristina en este difícil momento», añadió. Scioli recordó también los ocho años en los que compartió junto al ex mandatario Néstor Kirchner «la responsabilidad institucional y lo personal». «Cuando me empezaron a avisar dije ‘no, no puede ser'. Estaban tratando de reanimarlo por todos los métodos», indicó.


«Día de duelo»
El mayor enemigo de los «K» –después del diario «Clarín»–, el jefe del Gobierno porteño, Mauricio Macri, dejó a un lado las disputas que ha mantenido con el matrimonio presidencial para subrayar que «hoy [por ayer] es un día de duelo para todos los argentinos». En un comunicado, Macri expresó sus «más sinceras condolencias a la presidenta y a su familia».

También llegaron reacciones del exterior. Desde Lula hasta Medvedev, Barack Obama o Hugo Chávez, todos los dirigentes del mundo expresaron sus condolencias al Gobierno argentino. «En nombre del pueblo estadounidense, ofrezco mi sentido pésame al pueblo argentino y a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por el fallecimiento de Néstor Kirchner. La presidenta Kirchner y sus hijos estarán en los pensamientos y oraciones de Michelle y los míos», dijo ayer el presidente de EE UU mediante un comunicado. Por su parte, el presidente ruso, Dimitri Medvedev, definió a Kirchner como un «político clarividente y sabio» que «hizo una gran contribución a la estabilidad económica y social» de Argentina.

En una muestra de respeto, los gobiernos de Venezuela y Brasil decretaron tres días de luto nacional por el fallecimiento del ex mandatario argentino, a quien Lula calificó como un «gran aliado y fraternal amigo».


El hombre que reinventó el peronismo
Odiado y amado a partes casi iguales, llevaba la controversia como una parte de sí mismo. Pero, para muchos argentinos Kirchner representó la salida hacia la estabilidad tras una crisis que, en 2001, amenazaba con destruir el país. Quizás por eso, o porque era un notable estratega y forjador de alianzas, fue el primer presidente que, en aquellos años caóticos, cumplió su mandato. Sus cinco antecesores –De la Rúa, Puerta, Rodríguez Saá, Camaño, y Duhalde– se repartieron dos años en los que alguno apenas duró meses en la Casa Rosada. Kirchner ganó las elecciones en 2003 y después se dedicó a convencer a unos y otros para reinventar el peronismo –en cuyas juventudes militó con su esposa en los 70– y superar el bache en el que había caído. Criticado por sus antiguos compañeros, acusado de corrupción y cuestionado por sus poco ortodoxos métodos, hasta sus enemigos admiten que deja un hueco difícil de llenar en la política argentina.