Écija

Muere tras dar un rodeo la ambulancia del 061 para cambiar de conductor

La UVI móvil realizó una parada en las instalaciones del 061 en la Cartuja antes de llevar al paciente al Virgen del Rocío, donde murió
La UVI móvil realizó una parada en las instalaciones del 061 en la Cartuja antes de llevar al paciente al Virgen del Rocío, donde muriólarazon

Sevilla- Tirado en el suelo, con los ojos abiertos e inconsciente. Así encontraron sus familiares a Manuel F. G. en su casa el pasado 8 de junio. Tras llamar a una ambulancia, ingresó en el hospital comarcal de Écija, donde se decidió su traslado inmediato al Virgen del Rocío de Sevilla, dada la gravedad de su estado. La UVI móvil tardó una hora y 53 minutos en realizar un trayecto de apenas 90 kilómetros. ¿El motivo? Que la ambulancia se detuvo en la sede del 061 de la Isla de la Cartuja para realizar un cambio de conductor.
El equipo sanitario recogió a Francisco F. G., de 45 años, a las 20:37 horas e ingresó en el Virgen del Rocío a las 22:30 horas. Cuatro días después, Francisco fallecía en el hospital sevillano, una muerte en la que resultó «relevante» el retraso «injustificado». Así lo certifica el informe médico encargado por el abogado de la familia, Fernando Osuna, quien demandará a la Empresa Pública de Emergencias (EPES) 061 por lo que considera una «infracción de la normativa de evacuaciones».
Según relata el letrado, un hermano de la víctima había conducido desde Écija tras la ambulancia. «Se extrañó cuando vio que la UVI móvil no se dirigiía al hospital, sino que paraba en la Cartuja», relata a LA RAZÓN de Sevilla. Osuna asegura que el familiar pidió explicaciones al equipo médico sobre el rodeo dado y éstos adujeron el necesario «cambio de turno» del conductor, que ya había cumplido su jornada laboral.
El abogado señaló que presentará «en breve» una demanda contra la Consejería de Salud exigiendo una indemnización de 190.000 euros para los allegados por «daños morales y la pérdida de un ser querido». Osuna lamentó la «desproporcionada actuación» de los responsables médicos al consentir un retraso en el traslado de un enfermo en estado crítico pese a estar en juego «la vida de una persona». Los médicos que lo atendieron aportaron hasta tres diagnósticos posibles –golpe de calor, meningitis meningocócica y síndrome neuroléptico maligno–, pero la representación jurídica de la familia entiende que «su muerte no se produjo por un hecho fortuito».