Berlusconi pone a Europa en el ojo del huracán

Es la segunda jornada consecutiva de duras caídas: el pasado viernes el índice selectivo bursátil milanés se dejó el 3,47%. En un intento por mantener la estabilidad, el organismo regulador del mercado de valores puso en marcha un mecanismo para controlar la llamada «venta al descubierto». El intento por evitar las operaciones bajistas de los inversores no tuvo ningún efecto en su primer día de aplicación.
Las dos últimas jornadas de actividad bursátil parecen demostrar que ha desaparecido el cordón sanitario existente entre los países ya auxiliados (Grecia, Irlanda y Portugal) y el resto de naciones periféricas europeas (Italia y España). También muestran que los mercados comienzan a percibir que las dificultades económicas por las que atraviesa Roma son tan peligrosas como las que se viven en Madrid. Prueba de ello es que, aunque la prima de riesgo se ha incrementado mucho en los dos países durante los últimos días, la diferencia entre ambos es cada vez menor.

El «capote» de Merkel
Los intentos más significativos para sacar a Italia del ojo del huracán financiero no partieron ayer del Gobierno de Silvio Berlusconi, sino del Ejecutivo alemán. La canciller, Angela Merkel, informó de que había llamado a «Il Cavaliere» para mostrarle su respaldo. «Tengo plena confianza en el hecho de que el Gobierno italiano adoptará las reformas necesarias para el ahorro y la estabilización», remarcó Merkel. Su ministro de Economía, Wolfgang Schaeuble, también se expresó en la misma línea: «Italia está en el buen camino, el plan de ajuste es muy convincente».
Son tres los elementos que han llevado a Italia a esta situación: elevado endeudamiento del Estado, estancamiento económico e inestabilidad política. El país cuenta con deuda pública del 120% del PIB, uno de los niveles más altos de la OCDE. Se trata de un problema histórico que ningún Gobierno ha tenido capacidad ni interés en solventar. La crisis ha golpeado a su economía con dureza durante los últimos tres años y no parece que la situación vaya a mejorar en el futuro, pues las previsiones de crecimiento son raquíticas. La falta de estabilidad política, una constante en Italia, se ha agravado en los últimos meses por los malos resultados que ha obtenido en las urnas Berlusconi, quien ha empeorado aún más la situación descalificando a su ministro de Economía.