Barcelona

Una peregrinación de fe

La Razón
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Ya faltan pocos días para que comiencen los actos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ); primero, en los llamados días en las diócesis, del 12 al 15 de agosto, y después en los actos centrales a celebrar en Madrid, del 18 al 21 del mismo mes, con la presencia del Papa.
El 20 de diciembre de 1985, por iniciativa de Juan Pablo II, se creaban estas JMJ, que ha continuado Benedicto XVI con su carisma y su estilo propios. Las JMJ han de ser consideradas bajo la perspectiva de la peregrinación. Las Jornadas han nacido del deseo de ofrecer a los jóvenes momentos significativos de pausa en su camino de peregrinación de fe. Y también para facilitarles el encuentro con otros jóvenes de su edad, provinentes de otros países, con los que puedan compartir su fe, sus inquietudes y problemas, con los que puedan intercambiar experiencias.
Para ello, se invita periódicamente a los jóvenes a convertirse en peregrinos por los caminos del mundo, construyendo puentes de fraternidad y de esperanza entre personas, pueblos y culturas.
Esta peregrinación de fe, que ha seguido las principales ciudades del mundo, llega en los próximos días a Madrid para sus actos centrales. El lema de la Jornada de este año insiste en esta dimensión de la fe: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe (Col2 2, 7)». En el mensaje que dirigió a los jóvenes de todo el mundo, invitándoles a la JMJ, el Papa hace una detallada explicación del lema. «La fe cristiana –dice– no es sólo creer en la verdad, sino sobre todo es una relación personal con Jesucristo. El encuentro con el Hijo de Dios proporciona un dinamismo nuevo a toda la existencia. Cuando comenzamos a tener una relación personal con Él, Cristo nos revela nuestra identidad y, con su amistad, la vida crece y se realiza en plenitud».
El Papa invita a los jóvenes a fundamentar su fe en Cristo y en su Palabra; a apoyarse en la fe de sus seres queridos, en la fe de la Iglesia y les invita a agradecer al Señor el haberla recibido como un don y haberla hecho suya.
El Papa no oculta a los jóvenes las dificultades que encuentran en la sociedad actual para vivir la fe. «En efecto –les dice–, hay una fuerte corriente de pensamiento laicista que quiere apartar a Dios de la vida de las personas y de la sociedad, planteando e intentado crear un paraíso sin Él. Pero la experiencia enseña que el mundo sin Dios se convierte en un infierno, donde prevalece el egoísmo, las divisiones en las familias, el odio entre personas y pueblos, la falta de amor, alegría y esperanza».
Benedicto XVI les dice a los jóvenes peregrinos que van a participar en la JMJ que no se dejen seducir por el modo de pensar laicista y que no permitan que se debilite su fe, con las inevitables consecuencias en el plano moral. «Por ello, también yo –les dice–, como sucesor del apóstol Pedro, deseo confirmaros en la fe. Entablad y cultivad un diálogo personal con Jesucristo, en la fe. Conocedlo mediante la lectura de los Evangelios y del Catecismo de la Iglesia Católica; hablad con Él en la oración, confiad en Él. Nunca os traicionará».
Invito, por lo tanto, a todos los diocesanos y a cuantos puedan colaborar, a recibir a estos jóvenes de todo el mundo que nos visitarán en los próximos días como auténticos peregrinos de la fe.