Presidencia del Gobierno
Tentación populista
Decía Einstein: «No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos». Pero ahí tenemos a nuestros socialistas, convertidos en estatuas de sal por su empecinamiento en mirar atrás buscando la pureza originaria que les permita sobrevivir en un futuro que les condena a la irrelevancia. No me refiero tanto a Chacón o Rubalcaba como candidatos inhabilitados por su responsabilidad directa en el desastre de estos ocho años de socialismo. Es al partido mismo a quien los españoles han dejado sin porvenir inmediato después de que el 20-N destrozara el mito de que es una izquierda mayoritaria, pero volátil, quien decide las elecciones. Nunca antes tantos votantes socialistas se habían pasado en masa al PP: un millón, al que hay que sumar otro medio millón que votó a UPyD. Y nunca antes la suma de la izquierda (PSOE más IU) había alcanzado un resultado tan pobre: 35,7 por ciento de los votos.
Ajenos a esta realidad de abandono por las clases medias y los jóvenes, los socialistas deciden este fin de semana su futuro. Sin una sola idea nueva para resolver la insolvencia de la socialdemocracia frente a la crisis, sin recetas creíbles para conservar un bienestar que no será posible sin ajustes, sin una aceptación de los servicios públicos liberada de prejuicios ideológicos, la tentación populista gana opciones como refugio para esta larga travesía del desierto en la oposición. Con el inconveniente de que un partido de protesta, más cerca de Chávez y los indignados que de la responsabilidad y el compromiso que exigen estos tiempos, puede inhabilitarlo definitivamente como alternativa de Gobierno.
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