Déficit autonómico
El cuco Arenas
Hasta que Arenas sacó en su turno de réplica los papeles del plan económico 2010-2013 que llevó la Junta hace una semana al Consejo de Política Fiscal y Financiera, el Pleno tenía la silueta del último día de clase antes del verano: la flema del hastío mezclada con la urgencia de las vacaciones. Por allí pululaba el ex parlamentario Antonio Romero –el comunista con más arte–, que había ido a «vender» entre la concurrencia su «Gran libro de los galgos», una joya en pasta dura. Al presidente del PP-A se lo dedicó con boli negro: «Para mi amigo Javier». La charla de minuto y medio de Griñán y Arenas antes de que comenzaran a dispararse argumentos desde el pupitre –«ahí está la foto del día», soltó un responsable de prensa– preveía un debate de guante blanco, de esos que Chaves le propuso en más de una ocasión, sin éxito, al dirigente popular. Y con este trantrán arrancó la respuesta del presidente de la Junta a un Valderas que ayer se limitó a dejarle la pelota en el punto de penalti. El llamamiento de Griñán a las entidades financieras para crear una gran caja andaluza nos trasladó a todos a aquel pleno de febrero de 1999 en el que Chaves anunció solemnemente desde su escaño caminar «sin pausa, pero sin prisa» a una única caja de ahorros en la comunidad. Sin pausa pero sin prisa y ya ha pasado más de una década para arreglar este difícil matrimonio entre las cajas sevillana y malagueña, que es donde estuvo y sigue estando el problema.El repulgo de labios acabó cuando Arenas puso encima de la mesa la «agenda oculta» –dijo– del Gobierno andaluz. Es decir, el documento de ajuste con el que el pasado 15 de junio se presentó la consejera de Hacienda y Administración Pública, Carmen Martínez Aguayo, en el Consejo de Política Fiscal y Financiera y que hasta el momento había permanecido bajo llave. ¿Por qué ha permanecido bajo llave todo este tiempo?Arenas, que es un cuco, se reservó el golpe para su último turno. Para acabar en alto. Mientras le detallaba al presidente andaluz el número de página y los millones de euros en recortes en guarderías, justicia o inversiones, a Griñán se le iba poniendo el pellejo en horma de camisa. Al presidente andaluz sólo le quedó una inusitada fórmula aritmética para salir del paso en el último pleno ordinario antes del verano: «ralentizar no es recortar, lo que íbamos a hacer en cuatro años lo haremos en cinco». Arenas, el cuco, se echaba las manos a la cabeza.
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