Lisboa

Sócrates el socialista neoliberal devorado por la crisis

José Sócrates Carvalho Pinto de Sousa, considerado por la izquierda un socialista casi neoliberal, presentó hoy la dimisión, tras seis años como primer ministro de un Portugal devorado, como él, por la crisis económica.

Con 53 años y una larga carrera política que inició hace 25, Sócrates, un certero orador, perdió su última batalla sin pronunciar palabra en la votación parlamentaria del cuarto programa de austeridad con el que pretendía sanear las cuentas lusas y evitar pedir ayuda a externa.

Pese a éxitos internacionales como la aprobación del Tratado de Lisboa, que reformó la Unión Europea durante la presidencia lusa de 2007, o la Cumbre de la OTAN, que relanzó el año pasado en Lisboa la organización atlántica, Sócrates se va quemado, a los ojos de muchos portugueses, por los sacrificios impuestos en la crisis.

Socialista poco ortodoxo y aupado con el respaldo del Portugal abierto, moderno y europeo al que le gustaba apelar en sus discursos, los vaticinios de su rápida caída tras la reelección del conservador Anibal Cavaco Silva en la jefatura del Estado se han cumplido al pie de la letra.

La mala relación con Cavaco, que ganó las elecciones presidenciales del pasado 23 de enero tras una larga y agria pugna con los socialistas, se había convertido en otro de los problemas con los que debía lidiar Sócrates, que al principio de su mandato hizo gala de un buen entendimiento con el político conservador.

Pese a que varios ex presidentes y políticos socialistas apelaron al jefe de Estado para evitar un cambio de Gobierno en medio de la crisis económica, Cavaco se excusó de intervenir alegando que no tenía margen de maniobra.

Desgaste

Sócrates había hace año y medio superar el desgaste de su primera legislatura, en la que adoptó ya medidas duras de saneamiento económico que le enfrentaron a los sindicatos, los funcionarios y la izquierda marxista.

En las elecciones generales y municipales de 2009 ganó por un estrecho margen al partido de Cavaco pese a que le había derrotado pocos meses antes en los comicios europeos.
Pero perdió la mayoría absoluta y se vio obligado a negociar alternativamente con la izquierda marxista y los conservadores, que hoy rechazaron juntos sus últimas medidas de ajuste.

Gracias a la abstención conservadora consiguió aprobar los presupuestos del Estado de 2011, los más austeros de la democracia portuguesa, y las tres versiones anteriores de sus programas de austeridad.

En cambio con el apoyo de la izquierda o gracias su mayoría absoluta inicial Sócrates sacó adelante un amplio bloque de polémicas leyes sociales que Cavaco se vio obligado a sancionar.

Divorcio, cambio de sexo

El matrimonio homosexual, el divorcio sin consentimiento mutuo, el cambio de sexo y la despenalización del aborto dieron un vuelco al Portugal tradicional y levantaron las iras de la población católica, que se sumó a las manifestaciones callejeras que marcaron la gestión del líder socialista.

En noviembre del año pasado el rechazo a las medidas de Sócrates unió por primera vez en 22 años a las dos grandes centrales sindicales de Portugal, la comunista CGTP y la socialista UGT, en la organización de una huelga general que paralizó medio país.

Sócrates, divorciado y con dos hijos, empezó a destacar en su partido como diputado (1987) y secretario de Estado y ministro de Ambiente (1997-2002) en el Gobierno de su mentor, Manuel Guterres, y logró en sus primeros años en el poder recolocar a su país en los exigentes parámetros de la zona euro.

Pero la especie de "tercera vía"a la portuguesa con la que intentó gobernar no resistió los efectos de la tormenta financiera internacional desatada en 2008, a la que él ha culpado con frecuencia de los males económicos lusos.

Pese al acoso de la crisis, Sócrates defendió con entusiasmo el uso de las nuevas tecnologías en la Administración, las energías alternativas y los automóviles eléctricos, tres áreas en las que las estadísticas europeas han reconocido los avances lusos.