Benedicto XVI

Antonio Cañizares: «Nuestros jóvenes necesitan esperanza paz y un trabajo»

Antonio Cañizares: «Nuestros jóvenes necesitan esperanza paz y un trabajo»
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Hablar de «quijotes» y soñadores dio pie al cardenal Antonio Cañizares a orientar el debate hacia una inquietud compartida con el ex presidente del Gobierno: los jóvenes, sus valores y, por encima de todo, sus temores. Partiendo de que son «el futuro de nuestra sociedad», a pocos se les escapa otra realidad: nuestra juventud está desmotivada.

Y quizá la culpa es de todos. «A nuestros jóvenes no los tratamos bien», comenzó afirmando el cardenal. «Decimos que sólo piensan en el placer, que no son trabajadores... Los descalificamos absolutamente», añadió. Y frente a este prejuicio, Antonio Cañizares vio oportuno recordar unas palabras pronunciadas por Benedicto XVI. «Los jóvenes quieren que se detenga la injusticia, quieren que se superen las desigualdades y que todos participen en los bienes de la tierra. Quieren que los oprimidos obtengan la libertad. Quieren cosas grandes, quieren cosas buenas». ¿Conclusión? «En ellos hay un alma grande». Y en ese sentido, el Santo Padre siempre ha sido enfático: «No es verdad que piensen sobre todo en el consumo y en el placer, ni que sean materialistas ni egoístas», recordó.

Así, el cardenal recordó que nuestra juventud «desea ardientemente la paz, busca ser verdaderamente feliz y libre, ama la vida con pasión y se aferra a ella. Anhela que la vida tenga sentido y futuro. Desea vivir con esperanza y que se le ofrezca esperanza. Ama la verdad y no renuncia a ella». Todo ello con un objetivo: una «nueva civilización del amor», en la que «sienten la necesidad de una nueva cultura de la vida».

Así, la duda surge. Don Antonio lanzó la pregunta: ¿les ofrecemos de verdad a nuestros jóvenes cosas grandes, cosas bellas o, en realidad, les servimos sucedáneos que los hacen muy infelices? Ahí radica el «gran desafío».

«Pienso que es uno de los retos principales si queremos una sociedad con esperanza», aseguró a los asistentes. No en vano, eso es lo que están pidiendo a gritos las nuevas generaciones: «Una vida bella, una civilización del amor, una paz verdaderamente construida sobre la base del hombre». Y otra petición que el prefecto repitió hasta dos veces, registrando además una de las ovaciones más sonoras de la mañana: un trabajo. «Sé que a usted le interesa de una manera muy particular este aspecto», dijo Cañizares, dirigiéndose directamente a José Luis Rodríguez Zapatero.

El cardenal es consciente de que el empleo, a día de hoy, «no es una cuestión fácil». Pero también cree que, si siguiéramos «ese criterio de actuación, nuestra sociedad cambiará con un horizonte muy distinto».

Tanto a los jóvenes en particular como al resto de la sociedad en general, Cañizares puso sobre la mesa la labor que la Iglesia tiene destinada para unos y otros. Esa no es otra que «la defensa del hombre», dando pie a una humanidad en la que reinan «la convivencia, el respeto a la persona, el respeto a la vida, la defensa de la familia...».

Valores, añadió el prefecto, que no pertenecen en exclusiva a la institución eclesial, sino que son, por derecho propio, de toda la humanidad. Valores que, incluso, podrían dirigirnos hacia «una recuperación económica inmediata».