Barajas
López Simón brilla en plena tormenta
Las nubes ya habían avanzado amenazantes a la hora de la siesta. Pero, no fue hasta cinco minutos antes del inicio de la quinta de feria cuando la lluvia se personó en Colmenar Viejo. Unas gotitas en el primero, aguacero en el segundo y cortina de agua -sin fuerza, pero sin pausa-, durante el tercero. Ahí, llegó la tarde de toros a tierra. No a buen puerto, sino a la suspensión. Y entre la tormenta, un rayo de luz llamado Alberto López Simón.
El novillero de Barajas cortó la única oreja del mini-espectáculo de tres toros vivido ayer en la localidad del norte de Madrid. El joven espada mostró gusto y serenidad tanto con capote como con muleta,, si bien es cierto que sorteó la única materia prima aprovechable que salió de chiqueros. Recibió a pies juntos por delantales Relajado. Desmayado. También a la verónica. Lances con suavidad, meciendo la tela.
Franela en mano, el mismo sosiego. Lúcido, pero no exento de valor. Sin duda, hay que tenerlo para brindar al público e hincar en la misma boca de riego las rodillas en el barro, que a esas alturas ya albero ni tierra húmeda. Las dos series siguientes, ya de pie y en redondo, las mejores del trasteo. Al natural, no tuvo tanto peso, pero el epílogo por manoletinas reactivó al tendido que, tras matar de estocada algo desprendida, lo premió con un apéndice.
Previamente, los dos toreros locales se toparon con dos novillos, cada uno en su estilo, imposibles de Torrenueva. Juan Carlos Rey rompió plaza con un astado que llegó apagado a la muleta. Parado y soso no permitió que el colmenareño se llegara siquiera a estirar con él. Mientras, Miguel de Pablo salió bullidor con el segundo al que recibió con largas cambiadas. Sin embargo, el animal se orientó en el último tercio y, reservón, no dejó de mirar y gazapear delante de su lidiador.
Quinta de feria. Se lidiaron utreros de Torrenueva, bien presentados, 1º soso y sin fuerzas, 2º con peligro, para Juan Carlos Rey, silencio; Miguel de Pablo, silencio y López Simón, oreja. Suspensión a la muerte del tercero. Menos de un cuarto de entrada.
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