Argentina
De Lehmann a Leo
El portero alemán «eliminó» hace cuatro años a Argentina en la tanda de penaltis / Messi, que ya no tiene fiebre, busca su primer gol en Suráfrica
Desde 1986, a la Argentina futbolística se le rompe el corazón cada cuatro años, justo el día en que su selección queda eliminada del Mundial. La albiceleste ha estado muy cerca de su tercer título, ha sido favorita para ganarlo casi siempre, pero después de que Maradona reinase en México, sus compatriotas no han podido volver a ser felices del todo. Las lágrimas de Cambiasso en el Olímpico de Berlín son la imagen más reciente de la decepción argentina, que quedó fuera de Alemania 2006 en cuartos y ante los germanos, el mismo partido que se repite hoy en Ciudad del Cabo.
Lehmann, entonces titular con Klinsmann, fue la clave en la tanda de penaltis. Detuvo los lanzamientos de Ayala y Cambiasso para dar la clasificación a los suyos. Un misterioso papelito que llevaba escondido en una de sus medias fue, dicen, el que le permitió ser el héroe. Eran unas notas escritas por Köpke, entrenador de porteros, en las que explicaba a su pupilo la forma en la que cada uno de los rivales solía lanzar desde los once metros. Nunca se sabrá si aquella «chuleta» sirvió de algo, pero quedará para siempre como una leyenda más de la historia de la Copa del Mundo.
«A 10 minutos del final yo ya estaba pensando en cómo contar la clasificación de nuestra selección para las semifinales», recuerda un periodista argentino. Los albicelestes habían dominado el juego y el marcador hasta que los acontecimientos se desencadenaron en su contra. Klose marcó el gol del empate a uno. Antes, había clavado su rodilla en una de las costillas de Abbondanzieri, que no pudo seguir en el campo ni participar donde era uno de los mejores: la tanda de penaltis.
Lehmann ya no está, Abbondanzieri tampoco, pero Messi, que aquella tarde no salió del banquillo, sí. Leo no tenía un hueco en el once titular hace cuatro años porque era un proyecto de lo que ahora es, el mejor del mundo. Las décimas de fiebre con las que se levantó el jueves han desaparecido, así que toda Argentina puede respirar tranquila. Jugará ante Alemania, de hecho, repetirán los mismos que empezaron el choque ante México. Maradona le va a dar otra oportunidad a Di María para que explote, mientras que Samuel no está a tope para acompañar a Demichelis en el centro de la defensa.
Todas las buenas sensaciones que dejó el bloque germano en la primera fase se confirmaron en su duelo con Inglaterra, donde los de Joachim Löw sumaron a la calidad de Özil su contundencia histórica. Klose, suplente en el Bayern, no se ha «enterado» en toda la temporada, pero cuando huele el Mundial se transforma. Gracias a la injusta expulsión con la que le castigó Undiano ha llegado muy fresco a los partidos a vida o muerte, esos que se deciden con su oportunismo. Hace cuatro años mantuvo con vida a su equipo con un cabezazo que se clavó en el alma de Argentina. Hoy será titular y, si Özil o Müller no encuentran la inspiración, él se encargará de marcar, porque los goles le salen casi sin querer y si son decisivos, mejor.
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