Elecciones andaluzas

La pugna con el PP y la soledad llevan a Cascos a las urnas

Siete meses ha aguantado el Gobierno en minoría de Francisco Álvarez Cascos en Asturias, al que llegó después de su abrupta ruptura con el PP por su negativa a designarle candidato, y para lo que usó las siglas de Foro Asturias.

La pugna con el PP y la soledad llevan a Cascos a las urnas
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Madrid- La soledad parlamentaria, cercado por el bloque de la izquierda y la oposición de desgaste que le ha hecho la formación de la que fue ministro y secretario general, no le han dejado otra salida, una vez que ni siquiera pudo sacar adelante los Presupuestos regionales para 2012. Tenía otra opción, que es con la que jugaban en las filas populares, la de resistir y resistir en soledad. Pero él ha preferido asumir el riesgo de lanzarse ya a la piscina antes que dejarse llevar a ese escenario de agonía progresiva que le estaban preparando desde la oposición.

Fuentes cercanas a Álvarez Cascos confirmaron ayer a este diario que su estrategia tiene dos objetivos: por un lado, intentar rentabilizar ante la opinión pública «su condición de víctima» frente a la «conjura de izquierda y derecha contra el legítimo resultado de las urnas» –ayer hablaba de un «complot»–. Por otro, pillar al PP con el pie cambiado, ya que no le ha dado tiempo a que afronte el proceso de reorganización interna que Génova tenía intención de liderar con vistas a unas elecciones autonómicas que no se esperaban tan pronto, pero sí antes de que se agotase la Legislatura. En el PP asturiano, Ovidio Sánchez ya no sigue y con él se ha acabado un periodo de 14 años. Se ha marchado tras la mayor derrota electoral del partido en unas autonómicas, y también ha tenido que dejar paso el otro barón, el ex alcalde de Oviedo Gabino de Lorenzo. El 20-N, en Asturias el PP recuperó 13.000 votos respecto a los comicios de mayo, fruto de la marea que se sumó al cambio de Mariano Rajoy, pero obtuvo su peor resultado en unas generales desde 1989.

Oficiosamente, en el PP se venía hablando de la posibilidad de dar una salida a Isabel Pérez Espinosa, líder regional elegida «in extremis» después de que Rajoy se decantase por el «no» a la opción Cascos. Y en Génova miraban con buenos ojos a su «número uno» por Asturias en las generales, Mercedes Fernández, y también al sucesor de Gabino de Lorenzo en la alcaldía de la capital, Agustín Iglesias Caunedo.
En cualquier caso, por de pronto el anuncio, con toque extravagante, de Cascos de convocar elecciones el 25 de marzo ha hecho saltar por los aires los planes del PP de tomarse con calma la transición y la organización de un congreso regional que lavase la imagen del partido, después del Congreso Nacional que se celebrará a mediados de febrero.

En Asturias admiten que el resultado del envite lanzado por Cascos dependerá en buena medida de cómo acaba interpretando la ciudadanía la convocatoria de elecciones. Si él consigue que cale el mensaje de que la oposición ha estrangulado al Gobierno regional, si consigue aparecer realmente como la víctima, al final podría acabar recibiendo algo de oxígeno de las urnas. Pero en el otro lado de la balanza está la posibilidad, cargada de lógica, de que acabe retrocediendo si lo que los ciudadanos entienden es que sigue primando su lucha personal contra su ex partido por encima de los intereses generales de la comunidad autónoma. Esa pugna entre Foro y PP, la ausencia del PSOE y una IU cabalgando en su idealismo no dejan mucho margen para el optimismo sobre el futuro político de Asturias.

Desde las elecciones, Cascos ha manejado su estrecha mayoría en escaños como un incordio que le obligaba a depender de los demás y ha primado más el enfrentamiento con la oposición, especialmente con el PP, que el acuerdo. Aunque lo mismo se puede decir de la otra parte contratante. De hecho, Isabel Pérez-Espinosa fue la más beligerante en el ataque al «fracaso» de sus presupuestos.

Este fiasco en la cuentas, que ha desencadenado la convocatoria electoral, ha provocado incluso contundentes reacciones en la cúpula empresarial asturiana, muy crítica con el Gobierno y con la oposición por la «parálisis política». Aunque en marzo haya elecciones, Asturias tendrá que volver a acudir a las urnas cuando se celebren a nivel general las próximas autonómicas.