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Paola Dominguín / Diseñadora: «Hay cosas más importantes que quitar la tradición de los toros»

DE CERCA«Mi fondo de armario es muy profundo. Más que un fondo de armario es una cueva. Soy muy poco práctica. Compro lo que me gusta y luego me combina mal o no me combina. Al final opto por el vaquero, la camiseta blanca y unos buenos jerseys para el invierno». De Montesinos, claro. No en vano sigue siendo su musa.

Paola Dominguín / Diseñadora: «Hay cosas más importantes que quitar la tradición de los toros»
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Podía haberse quedado en ser hija de… O ir de artista por la vida. Sin embargo, siempre fue una persona discreta, incluso un poco arisca, que decidió probar todos y cada uno de sus sueños. Unas veces tocó el azul del cielo, otras no le quedó más remedio que volver a la tierra, pero siempre actuó como la torera que lleva dentro: levantándose y yendo para delante.

–Si repaso sus actividades, encuentro: moda, mimo, funambulismo, teatro, cine, televisión, diseño y ahora un cartel taurino, el de las fallas 2012. ¡No sé si le queda algo por hacer, pero la intuyo capaz de cualquier cosa….!
–Hombre, siempre quedan muchas cosas por hacer… ¡Quién me iba a decir a mí que iba a hacer un cartel taurino! Además, he estado investigando y creo que soy la única mujer que ha hecho uno.

–Todo un reto en un mundo tan, digamos, masculino...
–Ha sido un reto divino. He disfrutado mucho, porque me ha hecho investigar, he enredado un montón en fotos y todo tipo de materiales y al final, se ha quedado en un toro. Le di muchas vueltas porque quería hacer algo diferente, lo que pasa es que te das cuenta de que es muy complicado realizar una obra distinta, porque el mundo taurino es muy cerrado y muy clásico y al final lo que prima es el toro.

–Yo me esperaba... no sé, un toro mutante… Algo parecido al pájaro caracol de sus diseños de joyería…
–Pues al principio hice un toro caracol, pero pensé que no lo cogerían y por eso le dí otra vuelta.

–Dicen que su dibujo es muy picassiano ¿lo ha hecho intencionadamente o son influencias inevitables?
–Ni una cosa ni la otra. Es bueno que la gente con talento te influencie, para eso están los grandes maestros, para dejarte huella, pero no lo he hecho intencionadamente. Ha salido así porque es mi manera de pintar.

–Es hija de un torero pero ¿le gustan los toros?
–A mí me gustan los toros, no soy muy aficionada, pero sí me gustan, me parece un arte increíble. Se asemeja mucho al baile, que me apasiona, y entonces, le veo una gran calidad interpretativa. Es un reto, un desafío con la muerte…En fin, es una cosa muy profunda.

–Pues menos mal que no le disgusta, porque tiene a media familia en lo taurino: Su padre, su tío Ordóñez, sus primos Cayetano y Francisco, sus sobrinos los Vázquez…
–Pues sí. Pero paso rachas de seguirlos más o menos. Cuando empezó Cayetano volví a ir porque me hacía mucha ilusión verle; pero la verdad es que luego lo paso mal cuando hay un familiar o alguien muy cercano… Y, bueno, una no está muy preparada para sufrir. En los últimos dos años no he pisado una plaza; pero luego de repente me da el pronto y me veo tres corridas de un cartel.

–Sufriría usted incluso más si toreaba su padre ¿no?
–Bueno es que mi padre se retiró cuando yo era pequeña… Pero lo vi a los trece años y fue muy duro, sí.

 –¿Usted se ha llegado a poner alguna vez delante de un toro o sólo ha llegado a sentir el miedo de que lo hicieran seres cercanos y queridos?
–Me puse una vez. Estaba mi padre con Palomo Linares y, claro, yo lo veía todo tan fácil, me parecía tan sencillo, que le dije «Papa, yo quiero». Y no se me olvidará en la vida porque mi padre dijo «vale» y entonces bajó, y la frase fue: «Dejadla sola». Y ahí me puse yo…Y cuando se acercaba el toro quería decir: eeeeh, eeeh… ¡Y no me salía la voz! Y luego, me quería mover, ¡y no me podía mover! ¡Fíjate si me llegan a dejar sola de verdad! Es una barbaridad. Es un mundo, la verdad.

–Un mundo por el que su madre, Lucía Bosé, que fue quien se casó con un torero, según creo, tenía un rechazo total a todo lo que tuviera que ver con el mundo del toro ¿no?
–Pues sí. Yo creo que por eso hemos salido nosotros un poco raritos, con mucho respeto pero no aficionados así de primera fila, de barrera. Mi madre no lo entendió nunca, jamás le apasionó.

–¿Y qué le parece el debate que se ha generado en torno a ellos y que llevó en su día a prohibirlos en Cataluña?
–No estoy de acuerdo, evidentemente. Creo que fue un movimiento político para hacer ruido por un lado y no dedicarse a lo que verdaderamente se tiene que dedicar un político, que es a solucionar problemas de primera magnitud, como la educación, el trabajo, la sanidad… Hay cosas mucho más importantes que quitarle fiestas a la gente de España y, sobre todo, una tradición tan grande como son los toros, de la que vive mucha gente, por cierto… Y podría añadir muchas cosas sobre los que salen a manifestarse, como que muchos han ido a los toros, y que, en general son todos consumidores de cuero, de carne… Así que no le encuentro mucho sentido a su postura.

–Usted siempre le ha dado mucho valor a lo ecológico y en sus diseños de joyas, de material escolar, de viaje, de canastillas, de vajillas… Yo no sé si los Toros están reñidos con el ecologismo, pero hay ecologistas que lo piensan ¿no?
–Pues yo tengo que decir que la vida del toro es lo más sano del mundo. El toro es de los animales más cuidados. Cualquier animal de consumo, como el cerdo, la gallina, incluso la vaca, aunque menos, vive mucho peor que el toro. Un toro vive a cuerpo de rey, durante cuatro o cinco años, en el campo, cuidado, vacunado, con mucho seguimiento… ¿Que luego a los cinco años se le sacrifica? Sí, pero hay una cierta nobleza, yo lo veo así.

–¿Usted se siente más de la familia de los toreros o de los artistas?
–Yo la sangre torera la llevo dentro de mí y en mi manera de ser, no lo hago delante de un toro, pero sí que es verdad que una da muchos capotazos y, a veces, incluso, con mucho arte. Sí que somos toreros todos…, pero artistas también porque yo creo que el torero es un artista, el toro está dentro de la creación.

–¿Ha tenido que soportar otras embestidas de la vida?
–No, yo seguramente no he recibido muchas embestidas, y si las he recibido, he sabido darle capotazos; de todas maneras, no pasa nada: lo interesante es levantarse y seguir adelante.

–Afortunadamente para usted, su hijo prefiere para torear las plazas de la interpretación y de la pasarela ¿no?
–Pues sí, la verdad es que es una tranquilidad para una madre, pero no sabes cómo. De todas maneras, si me hubiera salido torero le hubiera mandado con los Rivera para que se hicieran cargo.

–En todo caso, el de la interpretación tampoco es un mundo fácil. Usted en su día dijo que no podía vivir de ella… Y ese es el mundo de su hijo…
–Bueno, pero yo no podía vivir porque eran mis circunstancias y, a lo mejor, él si puede. Mira su padre (José Coronado) que vive perfectamente…Yo creo que hay que intentar hacer lo que te gusta. Y normalmente si lo haces con pasión y bien, suele haber resultados.

–¿Como ve las pasarelas una ex modelo, una vez cumplidos los cincuenta?
–Las veo más aburridas. Los desfiles de los 80 eran mucho más divertidos, tenían más personalidad… Eran distintos, cada diseñador tenía su toque personal y entonces sabías que uno era más alegre, otro más convencional, más atrevido. Pero eran todos distintos, ahora son todos iguales, las modelos son las mismas…, pero sobre todo es la manera de comportarse, me parece que lo hacen todos igual. Yo creo que en la pasarela tiene que haber algo de show. Por eso me siento tan bien con Montesinos.

 

Personal e intransferible
Hija de Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, ahijada de Picasso, sobrina de Antonio Ordóñez, prima de Cayetano y Francisco Rivera, hermana de Miguel Bosé, tía de Bimba, madre de Nicolás Coronado… «Estoy acostumbrada a ser, desde siempre, algo de alguien». Pero lo cierto es que es ella misma, una empresaria que está al frente de un equipo de autónomos, que nunca ha parado de trabajar. Es un espíritu libre, el mismo que pretendía atrapar los peces de colores del estanque de su padrino en Nimes, cuando el pintor le retaba diciendo: «Cógelos».