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Salvadores salvados

La Razón
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Arrecia la idea de salvarnos. Dicen que la intervención del Estado salvó al capitalismo de la revolución, camelo que ignora que, por si acaso, el Estado no preguntó antes. Se supone que la intervención salvó al capitalismo de la revolución proletaria, argumento paternalista e insultante para los obreros, pero que la izquierda repite incesantemente. También hay que salvar el Estado del Bienestar, del que se habla como si fuera la Madre Teresa de Calcuta, pero si no colaborábamos con ella no pasaba nada, mientras que si no pagamos impuestos acabamos en la cárcel: ¿a que no es lo mismo? Dicen que hay que salvar empresas o bancos o cajas, pero por si acaso nunca permiten que haya una economía libre de verdad, que ahorraría a los contribuyentes el pago de la cuenta. Nos invitan a salvar el euro, por ejemplo, que no es un producto de la decisión libre de los ciudadanos: nos obligaron a usar el euro, y ahora quieren nuestro respaldo para salvar una cosa que no hemos creado libremente, y de cuyas desventuras somos totalmente inocentes.

Y es que, a la postre, todos los procesos salvadores apuntan a los políticos. No se salva a los países de los ataques especulativos, sino a los Gobiernos, que son por cierto los que provocan esos ataques con sus medidas insostenibles. Desconfiemos, pues, de todos estos salvadores, porque lo que quieren es salvarse ellos de problemas que crean ellos, y que los ciudadanos pongamos la libertad y el dinero.