ISAF
El incremento de la seguridad no frena los ataques talibán
El Gobierno afgano ha desplegado 15.000 efectivos policiales que no han evitado los dos ataques de estos días.
Tumbado en un camastro, con una pierna vendada por las graves quemaduras y la otra, escayolada hasta la rodilla, Azibullah, uno de los veinte heridos en ataque suicida del domingo en Kabul, se cuestiona la utilidad de la Conferencia Internacional de Afganistán, que se celebrará hoy en la capital afgana. «Éste será el resultado de la conferencia: violencia y más violencia. ¿De qué sirven las millonarias ayudas internacionales que recibe Afganistán si nuestro Gobierno es incapaz de proteger a la población?», sostiene este guarda de seguridad de un aparcamiento en Makrroyan, donde tuvo lugar el atentado. Según testigos, el kamikaze, que se dirigía a pie para hacerse estallar al paso de un convoy de la ISAF, fue atropellado minutos antes por una bicicleta y el brusco movimiento activó la carga explosiva que portaba. El suicida se llevó por delante a cuatro personas, dos de ellas eran menores de edad. Y la jornada de ayer tampoco fue mejor. A pesar del aumento de la seguridad, por la cercanía de la conferencia y la cada vez más numerosa presencia de líderes internacionales, una camioneta cargada de explosivos acabó con la vida de seis policías afganos, y dejó a otros cuatro heridos en la provincia de Kandahar. Para muchos afganos esta cita, a la que acudirán las delegaciones de más de 60 países, terminará en otro encuentro más de promesas rotas. Por ahora, la única novedad que se espera es la concesión al presidente afgano Kazai de mayor control sobre los 13.000 millones de euros de ayuda internacional que recibe Afganistán.El Gobierno de Kabul, temiendo que la cita más importante del año pudiera acabar aguándose antes de su inauguración, aceleró el cierre de todas las oficinas y servicios gubernamentales ayer y decretó dos días no laborables. A las reforzadas medidas de seguridad, que incluyen el despliegue de 15.000 agentes de Policía y decenas de puestos de control adicionales, se sumaron los infernales atascos provocados por los cortes de las calles y los ánimos encendidos de los ciudadanos que se vieron obligados a hacer largas caminatas a pie. Quizás, ayer fue el día más caótico en Kabul en años, pero todo debía estar listo para garantizar la seguridad de los delegados internacionales que iban llegando a la capital afgana para participar en la conferencia, entre ellos el secretario general de la ONU Ban Ki mon y la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton. Adicional a la seguridad nacional afgana, el personal de las agencias de seguridad privadas de las misiones diplomáticas en Kabul, así como los soldados de las tropas lideradas por la OTAN, incrementaron sus patrullajes en las calles. Según pudo saber LA RAZON, unos cinco vehículos especiales con matrícula de la ISAF desaparecieron hace unas semanas de la base militar de la OTAN en Jalalabad, al este de Afganistán. Los cinco vehículos que fueron robados por insurgentes talibán aún no han sido localizados y se cree que están circulando por Kabul cargados con explosivos para cometer nuevos atentados durante la conferencia, explicó de forma confidencial un agente de Inteligencia extrajera. Este mes ya han muerto 54 soldadosnA escasas horas de que comience la ansiada Conferencia Internacional en la parapetada Kabul, la convulsa situación que atraviesa Afganistán no deja mucho margen para la esperanza. La nueva campaña de terror bautizada por los talibán como «victoria» ha propiciado que el presente año sea el más sangriento desde la ocupación, hace nueve años. Si bien el pasado mes de junio fue el peor en cuanto a bajas de la OTAN, con un total de 103 militares extranjeros muertos el presente no va por mejor camino. Hasta ahora han muerto 54 soldados de la OTAN. En los últimos días las actividades de la insurgencia se han intensificado con vistas a «dinamitar» la reunión internacional. Sólo el viernes, cinco soldados de la OTAN murieron en ataques. Además, las fuerzas internacionales se incautaron de casi dos toneladas de heroína procesada, 800 kilogramos de opio y 90 de nitrato de amonio, suficiente para fabricar 25 bombas mina. El sábado, un comando terrorista voló las cerraduras de la prisión de Farah, al oeste, y ayudó a escapar a una veintena de talibán. Además, un soldado estadounidense murió en una explosión, mientras que otro militar británico perdió la vida al estallar una mina de fabricación casera en el sur afgano, y un tercer soldado de nacionalidad sin identificar murió en otro ataque en el sur.
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