París

El Senado francés aprueba la reforma de las pensiones

La batalla está abierta en la calle. Los sindicatos y los estudiantes se resisten al retraso de la edad de jubilación.

El Senado francés da el visto bueno a la reforma de las pensiones
El Senado francés da el visto bueno a la reforma de las pensioneslarazon

Más de ciento veinte horas de debates y un millar de enmiendas. En su intento por torpedear la reforma de las pensiones del presidente francés, el conservador Nicolas Sarkozy ,y demorar su voto en el Senado, la oposición ha puesto todo su empeño.

Pero, por fin, ayer la Cámara Alta francesa dio luz verde al proyecto de ley más emblemático del quinquenio del presidente Sarkozy, que retrasa la edad legal de jubilación en dos años, esto es , de los 60 actuales a los 62, de manera progresiva hasta 2018. Por razones demográficas –la esperanza de vida no deja de aumentar– y porque financieramente el sistema actual de la prestación pública es insostenible.

Con el apoyo de los senadores conservadores y algunos centristas, el texto fue aprobado por una mayoría de 177 votos a favor y 153 en contra.

No se trata todavía de su adopción definitiva, pero este voto da por terminada la partida. Al menos simbólicamente. Legalmente, al proyecto de ley todavía le queda alguna etapa. El lunes será remitido a una comisión mixta paritaria formada por siete diputados y senadores que consensuarán un texto común, ya que tras su paso por el Senado ha incorporado nuevas enmiendas.

Entre las concesiones, el Ejecutivo de centroderecha ha accedido a tener en cuenta la dureza de algunas profesiones o mantener el retiro a los sesenta para las mujeres trabajadoras que hayan interrumpido su carrera por baja de maternidad.

La versión final de la reforma será sometida a voto el próximo martes en la Asamblea Nacional y un día después en el Senado, cuya ratificación marcará el fin de una batalla parlamentaria no exenta de obstáculos.

La otra batalla, sin embargo, la de la calle, podría tardar un poco más en apagarse tras las dos nuevas jornadas de huelgas y manifestaciones decididas por los sindicatos para los próximos 28 de octubre y 6 de noviembre. Engrandecidos por el éxito numérico de las precedentes movilizaciones, tanto las centrales de los trabajadores como los estudiantes cuentan con seguir presionando, incluso durante estas vacaciones, aunque cada vez sean más sindicalistas los que empiezan a dudar de la pertinencia de seguir con una protesta que desde hace una semana se ha radicalizado y ha dado lugar a incidentes violentos poco ejemplares.

Especialmente en el sector de la energía, donde las doce refinerías siguen en huelga, y en donde la tensión ha crecido en las últimas horas con el desalojo por la fuerza de un piquete que bloqueaba el acceso a las reservas de la planta de Grandpuits (este de París), convertido en un símbolo de resistencia.

La intervención así como el reclutamiento obligatorio de huelguistas para poner en marcha los depósitos, se hizo por orden prefectoral, en nombre «de la defensa de los intereses de la nación». Una decisión que el responsable sindical de CGT tachó de «violación del derecho de huelga».


2.600 gasolineras continúan sin carburante
- El Gobierno francés había estimado una vuelta a la normalidad en «cuatro o cinco días» pero el reaprovisionamiento completo de las estaciones de servicio tardará más de lo previsto. Nadie se atreve a poner fecha, pero el ministro de Energía y Transportes, Jean Louis Borloo, confirmó ayer que, en plena operación salida de las vacaciones escolares de otoño, la situación mejora aunque muy lentamente. Tanto, que la falta de carburante ha disuadido a más de un francés de coger el coche pues aunque en ligero descenso una quinta parte de las gasolineras –2.600 de las 12.300 operativas en Francia– seguían ayer sin suministro. Las más afectadas se encuadran en la fachada oeste del país, en los departamentos de Loire-Atlantique y Seine-Maritime, así como la región de París. Francia cuenta con un stock para garantizar el consumo durante 90 días, pero el Ejecutivo ha optado por la mano dura y el desbloqueo por la fuerza de los depósitos tomados por los piquetes.