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Brontochaves y Zarriasraptor por Soldado Ryan

La Razón
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Mis jefes en Atlanta no paran de apretar para que les mande informes. Se ponen pesaditos. Les he insistido en que era bueno esperar una nueva oleada de encuestas para tener algo más fiable que mis propias impresiones. Ayer salieron las del CIS.
Les advertí, no obstante, que el dato a seguir no es el de intención de voto, sino la opinión de los encuestados sobre quién será el ganador. En la jerga se conoce como «Teoría de la espiral del silencio» y la enunció una listilla alemana, Elisabeth Noëlle-Neumann.

Nixon acertó sin saberlo. En un discurso dirigido a la Nación en 1969 dijo que había visto una pancarta en una manifestación en San Francisco que rezaba: «Perdamos en Vietnam». Se mostró convencido de la existencia de «una mayoría silenciosa», una corriente subterránea que no se dejaría arrastrar por la algarada y la protesta callejera. Apeló a esa mayoría silenciosa. Y arrasó en la carrera presidencial.

De todos modos, eso, en mi país, los Yuesei, lo habían descubierto mucho antes los corredores de apuestas de caballos, que lo practicaban a diario. Aparece en «Atraco perfecto», de Stanley Kubrick, y en «El golpe», de George Roy Hill. Los indecisos tuercen sus apuestas cuando observan que una mayoría suficiente cambia de potro. Así pegaban el sablazo.

En la encuesta del CIS, ese dato sigue por encima del 57 por ciento a favor del PP. Llegó a ser del 67. Para detectar si la espiral escala el Everest o se hunde en la fosa de las Marianas, habrá que esperar a las repercusiones de la campaña y de la pataleta sindicalista del domingo, el 11-M, que es como nuestro 11-S pero sin Mariah Carey cantando el Himno y sin Rudolf Giuliani. Esta gente le falta al respeto incluso a sus muertos. Literal.

Otra clave se la escuché ayer a Miriam Gómez, la viuda del escritor cubano Cabrera Infante. Se refería a los hermanos Castro, claro, pero hace al caso: «Se puede luchar contra una idea, pero no contra un sentimiento», explicó. Lo digo porque dogmáticos los hay en todas partes, no sólo aquí, en Andalucía. Con ellos no caben discusiones ni argumentos. Sólo sirve actuar con determinación y con propuestas constructivas. A partir de ahí, la indiferencia. Y dejar que la espiral actúe. Lo pone muy clarito el manual del perfecto ligón demoscópico.

Y todo eso está muy bien, pero lo que les he pedido a mis jefes es que localicen de inmediato al mejor especialista en dinosaurios que conste en nuestros archivos, porque entre la juez Alaya y un tal Guerrero han empezado a desenterrar en un fondo de reptiles ejemplares que se creían extinguidos, como el Brontochaves, el Zarriasraptor, el Diploviera, el Gigantogriñanosaurio y hasta un pariente cercano del muy lejano Borbollasaurus común. Especies todas al borde de la extremaunción.