Actualidad
El primo Pepe por Fernando de Haro
En España todo el mundo tiene un primo Pepe. Al «primo» Pepe, que estudió Medicina y ejerce en un hospital público, te lo encuentras en las Fallas y le cuentas tu dolor en el cuello y le preguntas si será de las cervicales y te dejas caer para ver si puede hacer algo porque el Centro de Salud está imposible. Al primo Pepe, que es bedel en el Ayuntamiento, te lo encuentras en el paseo del domingo y le comentas que tienes algunas multas y que mire a ver si hay algún modo de que se pierdan. Y el primo Pepe en todos los casos te sonríe, te pregunta por tus padres y se olvida de ti segundos después. Porque lo de recurrir al primo se nos ha quedado como una especie de hábito y de costumbre pero «los Pepes» ya no son lo que eran. Aunque a veces hay excepciones y se llegan a cometer delitos. Es lo que, según la Fiscalía del Supremo, sucedió en el caso del primo Pepe que se apellidaba Blanco. La información que publica hoy Francisco Velasco en este periódico acredita que el ministerio público tenía ese convencimiento ya en noviembre. El primo Pepe se reunió con Dorribo en la gasolinera porque se lo había pedido el primo Manuel Bran. Pero luego el primo Pepe, por las grabaciones que hemos ido conociendo, se reunía sin necesidad de intermediarios con el empresario José Antonio Orozco porque era su amigo. Orozco quería conseguir un buen precio por los terrenos de la ampliación del aeropuerto de La Coruña. Y luego Orozco y Dorribo, que hablan en las grabaciones como los mafiosos de las películas, que el hábito hace el monje, dicen que a cambio de los favores el «primo Pepe» les ha pedido apoyo y dinero para las municipales.
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