Manhattan
«Santo cielo El avión se ha estrellado»
Miedo y desconcierto. Éstas son las sensaciones que desprendían las voces de los controladores aéreos, los pilotos, los responsables de las aerolíneas y las autoridades militares que siguieron la pista a los cuatro aviones secuestrados en la mañana del 11-S. Por primera vez, los norteamericanos tienen acceso a las grabaciones con los sonidos y los diálogos de los protagonistas.
Los documentos de audio han sido recopilados por la «Rutger Law Review», una revista realizada por estudiantes y especialistas en leyes de Nueva Jersey, y ayer fueron difundidos por primera vez en la web del «New York Times».
Según se desprende de la secuencia cronológica, las primeras reacciones de los responsables de aviación corresponden a las 8:13 horas, cuando un controlador de Boston trata de contactar infructuosamente con el vuelo 11, para entonces ya secuestrado. Seis minutos después, una intendente que viaja en ese avión da la señal de alarma.
–Este es el vuelo 11 Boston-Los Ángeles. Soy Betty Ong, la tercera en la tripulación. ¿Puede alguien hablar a la cabina del piloto? La cabina está cerrada y no sabemos qué pasa...
Betty Ong comunica inmediatamente después que alguien ha sido apuñalado en primera clase y sospecha que el avión puede haber sido secuestrado.
Minutos después, a las 8:24, uno de los secuestradores lanza un mensaje captado por un controlador aéreo de Boston, en el que dice: «Tenemos algunos aviones, estamos regresando al aeropuerto».
El desconcierto es enorme. Nadie sabe lo que está ocurriendo. Las autoridades aéreas tratan de entender hacia dónde van los aviones. Un funcionario comenta que ve humo saliendo del World Trade Center. «Y ésa, ah, ésa es la zona donde perdimos el avión», dice al caer en la cuenta de que puede haberse estrellado en Manhattan.
En el centro de control de Boston cunde la incertidumbre y lanzan un SOS:
–Tenemos un problema, tenemos un avión secuestrado que se dirige hacia Nueva York y les necesitamos; necesitamos que lancen algunos F-16 o algo para ayudarnos.
–¿Es esto la realidad o un ejercicio?. Le responde su interlocutor con incredulidad, un funcionario que aún desconoce el alcance de lo que está sucediendo.
Lo que viene a continuación es el diálogo entre dos controladores momentos antes de que el vuelo 175 se estrellara contra la segunda torre en Nueva York
–¿Puede, puede usted ver a un tipo sobre los 4.000 pies, unos cinco al este del aeropuerto ahora mismo?, parece que está...
–Sí, lo veo, asegura el responsable de los controladores de Nueva York.
–¿Ve a ese hombre? ¿Está descendiendo también hacia el edificio? –Está bajando muy rápido también, sí. 450 justo ahora. Acaba de caer 800 pies de una sola vez.–¿Qué tipo de avión es ese? ¿Nos lo pueden decir?
–No sé, lo voy a averiguar en un minuto.
No le dará tiempo. Unos instantes después el avión choca contra la torre sur. En un segundo plano, se puede escuchar a gente gritando: «Uauu. ¡Santo cielo!, otro se acaba de estrellar. Otro acaba de golpear el World Trade».
La falta de coordinación entre funcionarios civiles y militares es tal que a las 9:34, cuando los dos aviones ya han colisionado con las Torres Gemelas, un responsable militar llama al cuartel general de la aviación civil para hablar de la situación y en ese momento descubre con sorpresa que el vuelo 77 de American Airlines ha desaparecido hace más de treinta minutos. Nadie le había dicho nada.
Casi a la misma hora, el comandante militar se percata de que se han enviado al este de Washington varios cazas en busca del vuelo de American Airlines 11, cuando en realidad éste se había estrellado una hora antes en Nueva York. Según Miles Kara, un coronel retirado que participó en la comisión de investigación del 11-S, el único material verdaderamente sensible de las grabaciones es el relativo a los planes previstos en caso de que los ataques continuaran sobre edificios gubernamentales.
Aún hay archivos secretos
En total son 114 documentos sonoros que arrojan luz y ponen al descubierto la descoordinación entre los responsables aéreos. Algunos testimonios aquí recogidos ya se conocían, pero esta es la primera vez que se publican íntegramente. Sólo faltan dos grabaciones. Una es la que contiene todo lo que se dijo a bordo del vuelo 93 que se estrelló en Pensilvania. La segunda corresponde a la conversación telefónica que mantuvieron esa mañana el vicepresidente Dick Cheney con el secretario de Defensa Donald H. Rumsfeld.
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