Brasil
Javier Sierra: «El futuro presidente debe transmitir calma»
Se define como independiente y, curiosamente, huye de todo acto masivo. «El ángel perdido» (Planeta) se publica en estos días en EE UU y en Brasil. Y «La cena secreta» acaba de lanzarse en China.
-¿Por qué es necesario un cambio?
-En un mundo cada vez más globalizado es fundamental la imagen que un país proyecta de sí mismo en el exterior. España ha perdido peso internacional porque nuestros líderes no han sido buenos defensores de nuestra «marca». No obstante, tenemos baraka. Lo que no han sabido hacer nuestros políticos lo han logrado deportistas, chefs, diseñadores o gentes de la cultura. Ciudadanos a fin de cuentas. Necesitamos líderes con visión global, que hablen inglés, que sean buenos gestores. La cuestión es, ¿los tenemos?
-¿Cuál sería la primera decisión que debería tomar el próximo presidente del Gobierno?
-Lo primero que debe hacer es... ¡no precipitarse! Nuestro presidente debe transmitir, sobre todo, calma. España necesita serenidad, no inestabilidad ni alborotadores. Su misión, pues, pasa por hacer la digestión de los problemas que tenemos y encontrar soluciones sin dar bandazos. Ya sabemos lo que significa conducir sin haber mirado en casa el mapa de carreteras.
-¿Cree la campaña modificará nuestra intención de voto?
-Tengo mi voto decidido desde hace meses. Es como los regalos de Navidad: si los dejas para el último momento las probabilidades de pagarlos más caros o de no encontrar lo que buscas se multiplican exponencialmente. Y en esto no quiero equivocarme. Creo que quien decide por lo que se diga en una campaña electoral hace un escaso uso de su inteligencia ciudadana.
-Desde su ámbito, la cultura, ¿qué cambios ve necesarios?
-Llevo meses oyendo rumores sobre la eliminación del Ministerio de Cultura. Eso sería un desastre. Dejar un patrimonio universal en manos de políticos de miras locales me produce escalofríos. Un país con el peso de la historia y de la cultura como éste debería hacer un esfuerzo prioritario por potenciarla y consensuarla. La cultura es nuestro ADN, nuestra verdadera identidad. Si nos la quitan, nos habrán destruido.
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