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No son lo que eran por Iñaki Zaragüeta

La Razón
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Me gustaría conocer el argumento elegido por UGT para justificar la existencia de trabajadores sin contrato en su organización. Se hartan de clamar contra la reforma laboral y son los sucesores de Pablo Iglesias los primeros en ejecutar un ERE con indemnizaciones de 20 días por año. No se cansan de reivindicar contratos indefinidos y son los artistas en contratos basura. Se desgañitan bramando contra el abuso laboral y son los virtuosos de empleados sin contrato. Cómo no van a tener esa imagen tan deteriorada. Si la hipocresía es el colmo de todas las maldades, tenemos a los mejores maestros. Y nosotros sin enterarnos. Ya se sabe la máxima evangélica «ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el tuyo». Para los aconfesionales sirve la ley del embudo «lo ancho para mí, los estrecho para los demás».

Da igual. Lo importante es atacar al Gobierno de derechas e intentar su derrocamiento por más que se haya alzado al poder por los votos de la mayoría de los españoles. Ya lo decía Maquiavelo «aunque el engaño sea detestable en otras actividades, su empleo en la guerra es laudable y glorioso, y el que vence a un enemigo por medio del engaño merece tantas alabanzas como el que lo logra por la fuerza».

En esas está Cándido Méndez y cía. Comparto la añoranza de mi amigo Rogelio de los sindicatos de Nicolás Redondo y Marcelino Camacho, cuando lo importante eran los trabajadores y el Estado, no el asegurar el mantenimiento de su propio conglomerado administrativo. No se extrañen si un día el clamor social exige que vivan de las cuotas de sus afiliados. Así es la vida.