CRÍTICA DE CINE / «Carne de neón»: Salvajes bajos fondos

Excesiva, sórdida, malhablada, vio- lenta, demasiado violenta a veces. Pero también cómica (incluso se ríe un poco de ella misma), descarada, ingobernable, una propuesta española que va por libre. No, no es nada intelectual la película de Cabezas, un thriller salvaje que bucea en lo más profundo de los bajos fondos deudora del cine perpetrado por Guy Ritchie (aunque, afortunadamente, no acaba tampoco de caer en la trampa de esa mareante estética efectista y vacía), Tarantino y Scorsese: quién no ve en el personaje del loco proxeneta Angelito (un entregado Vicente Romero) reflejos de otros dementes que ha interpretado Joe Pesci... Angelito es el amigo de otro chulo joven, Ricky (Casas, que intenta cambiar de registro y carrera), a quien se le ocurre abrir un club de alterne para que su madre ejerza de madame al salir de prisión. Posee el filme, no apto para todos los paladares y en el que asimismo verán a una travesti singularmente almodovariana, escenas terribles (la venta de mujeres, sobre todo del Este, para ejercer forzadas la prostitución), y empapa en sangre y mala leche cuanto toca. En el fondo, sin embargo, los malos malos siempre pagan y los del montón consiguen, o lo intentan, enderezar sus maltrechas vidas. Y, más allá aún, ese extraño homenaje al amor materno filial y viceversa representado también en la relación entre un policía desesperado y su criatura y una africana sin papeles y el niño que pare en el infecto local Hiroshima. Muy fuerte.