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Javier Gomá / pensador: «Es necesaria una regeneración de la vida»

Javier Gomá / pensador: «Es necesaria una regeneración de la vida»
Javier Gomá / pensador: «Es necesaria una regeneración de la vida»larazon

MADRID-Desde primera hora de la mañana se nota en la voz de Javier Gomá una energía que contagia. Habla despacio y se explaya en las respuestas. Desde 2003 dirige la Fundación Juan March. Es doctor en Filosofía y número uno de las oposiciones al cuerpo de letrados del Consejo de Estado. Esta semana ha visto la luz «Todo a mil» (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores), libro que subtitula «33 microensayos de filosofía moderna»: en los que están presentes dos premisas: la claridad y la brevedad. Es más, cree que ha llegado el momento de que la filosofía «se mundanice y el filósofo sea mundano; hacer una filosofía de salón frente y plaza pública frente a otra de buhardilla» y da un paso más al abogar porque «deberían volver las musas a la filosofía». En 2009, como si este pensador ya intuyera la que se nos venía encima, publicó «Ejemplaridad pública», un volumen de máxima actualidad del que todos hablan.

-La teoría de la ejemplaridad pública plasmada en el libro del mismo nombre que publicó en 2009 está hoy, precisamente, de máxima actualidad. ¿Qué hace a un gobernante ser ejemplar?
-Hemos tenido casos recientes de personas públicas cuyo comportamiento la sociedad censura. Han demostrado que la ejemplaridad pública responde a una demanda. Cuando a finales de 2009 publiqué el libro, desde la editorial me recomendaron que cambiara el título porque no iba a funcionar, la sociedad no lo iba a entender.

-Y después de dos años...
-Dos años después se ha demostrado que es útil. Si ha tenido tanta recepción es por dos motivos. El ciudadano ha comprendido que el Estado de derecho moderno no es suficiente. No basta para que haya una sociedad armónica con que los políticos cumplan las leyes, no es suficiente. Se requiere un plus de responsabilidad moral. Al ciudadano y al político se les exige un plus que va más allá de las leyes. Aunque no exista un castigo penal por determinados comportamientos, sí hay un reproche social. En segundo lugar, hay un principio moderno que ha estructurado a las democracias contemporáneas, que es la distinción entre vida pública y privada, que no es controlable porque está confiada al arbitrio de la persona.

-¿Y cómo se demuestra esa ejemplaridad?
-La mayoría de los políticos cuando quieren ganarse esa respetabilidad no presentan tanto un programa político como una autobiografía. Se puede desconocer el programa del Partido Popular, pero Mariano Rajoy publicó un libro sobre su vida, «En confianza», en el que se retrataba como un ejemplo digno de confianza más allá de lo político.

-El ciudadano quiere, entonces, conocer cómo es quien le va a gobernar en su esfera íntima.
-Se pregunta, ¿qué tipo de persona eres?, o ¿eres fiable? Las respuestas no se limitan al aspecto profesional, sino que son más genéricas. A través de estas autobiografías los políticos se nos muestran como personas ejemplares. Y eso ha calado en la sociedad a la que le interesa saber si se puede fiar de aquel en quien deposita su confianza. Y eso tiene que ver con la ejemplaridad.

-El político, ¿se convierte en un referente, en un ejemplo?
-La transparencia implica publicidad. Todo ejemplo lo es para alguien. Desde el punto de vista de las leyes, tú puedes actuar sin perjudicar a terceros; desde el punto de vista moral, tu ejemplo puede ser positivo o negativo para otros. Si eres madre, pongamos por caso, te preocupa saber de quién se rodean tus hijos. Todos somos ejemplos públicos en el sentido de ejercer influencia positiva o negativa. En el caso del gobernante su responsabilidad es más intensa porque su círculo de influencia es mayor.

-¿Es necesaria una regeneración de la vida pública?
-Una regeneración de la vida. Todos somos titulares de ejemplaridad pública. No creo que los políticos sean unas castas aparte traídas por cepas de Marte: vienen de la ciudadanía y volverán después a ella. Sí hablaría de una reforma de la vida privada en términos morales. El problema de la crisis es que está tratando de resolver problemas de la vida privada a través de la reforma de las instituciones. A veces se puede tener la sospecha de que tanta reforma en las leyes pudiera esconder lo importante, que es la de la propia vida.

-¿Conserva la sociedad la capacidad para escandalizarse ante tanta corrupción?
-La capacidad para escandalizarse es un signo clarísimo de utilidad moral porque mantiene la intuición entre lo que es y lo que debe ser. Caer en un estado letárgico y durmiente sería signo de enfermedad moral y no de utilidad moral. Ahora se mantiene el escándalo y, por consecuencia, la visión moral.

-¿Quien gobierna debe también saber transmitir, como escribe en «Todo a mil», con claridad y concisión?
-El pensamiento y las ideas deben saber transmitirse de manera buena, clara, elegante y emocionante. Ser claro y breve es un requisito de buen gusto y es una de las notas dominantes del pensamiento contemporáneo. Tenemos, además, menos tiempo para leer.

 

«Todo a mil», el nuevo libro de
Javier Gomá, está editado por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores

 

El debate de la transparencia
Albert Boadella, dramaturgo
 «Es inherente a la época. El político del mundo de la administración está muy cerca de esta forma abstracta de robo y tiene más facilidad de caer en él».

Stanley Payne, historiador
 «No soy un experto en leyes y regulaciones, pero es necesario endurecer las directrices en relación a la contabilidad e incompatibilidades».