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Margareth Henríquez: «Las penas con champán son menos»
Profesión: ingeniera, presidenta de la Maison Krug.Nació: en 1955, en Venezuela.Por qué está aquí: ha presentado en España el «Clos du Mesnil» de Krug.
–¿A qué le sabe el nuevo Clos du Mesnil?
–A pureza.
–¿Es presidenta de Krug porque le gusta el champán o le gusta el champán porque es presidenta de Krug?
–Soy presidenta de Krug porque me gusta el champán. No podría serlo si no me gustara y tampoco si fuera abstemia.
–Dicen que es la bebida ideal para el juego de la seducción...
–Está escrito en la historia: sin champán no hay seducción. Además, a la mujer le gusta más que al hombre.
–¿Por qué será?
–Porque no está acostumbrada a los sabores fuertes y necesita los amables.
–¿Le da pena cuando los pilotos riegan con buen champán a su entorno?
–Me da pena que se tire, pero es la bebida de las celebraciones.
–Es la única ejecutiva en el mundo del champán. ¿Se siente como en una burbuja?
–Siempre me he sentido en una burbuja rodeada de hombres.
–Por cierto, ¿también bebe cava?
–Lo he vendido en Venezuela, así que no lo desprecio.
–No sé qué hacemos hablando de champán en tiempos de crisis...
–Las penas con champán son menos.
–Lo cierto es que, hoy, el único sector boyante es el lujo.
–El lujo es calidad, belleza, placer total, y eso siempre va a existir. Sin duda, es lo que mueve a la sociedad, lo que le hace superarse para tratar de alcanzarlo.
–¿Admite que Krug es una bebida para ricos?
–Sí, pero no sólo. Hay quien ahorra para darse un momento excepcional.
–Una mujer latina presidiendo una marca francesa. ¿Ha sentido el chauvinismo?
–(Risas) Lo evito. Krug es una empresa francesa de espíritu abierto, global.
–Aconsejó a su hijo: «Haz lo que nadie quiere hacer». ¿Usted lo hizo?
–Muchas veces, siempre he tratado de ser una solución para mis jefes.
–¿Ése es su secreto?
–Mi secreto es trabajar con amor, alegría y generosidad, con pasión.
–«Cuando el vino entra, el secreto sale» (Talmud).
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