Barcelona
«La crisis hace que muchos sean pasotas»
Nació: en 1981, en Barcelona. Una película: «La flor del desierto». Un libro: «La sombra del viento». Un grupo de música: el de mi novio, «The inductions». Dentro de 20 años: con la misma profesión y con mi familia.
–Ejerce la abogacía con apenas treinta años. ¿Suerte o disciplina?
–Hay un factor de suerte porque tuve un tutor que me enseñó. La mayoría de mis compañeros de promoción no están en los juzgados. Yo lo que digo es que igual que a nadar se aprende nadando, el abogado aprende ejercitando.
–¿Qué es lo que da más vértigo?
–Ponerse una toga y estar delante de un juez.
–¿La Justicia es lenta?
–Conozco juzgados en Barcelona, Guipúzcoa... La Justicia puede que sea lenta porque faltan medios humanos, pero sobre todo informáticos. No puede ser que en un juicio se nos cuelguen los ordenadores y las pruebas a partir de vídeos. Y además, están los traslados de funcionarios que ralentizan los casos.
–Se dice que los medios de comunicación hacemos juicios paralelos...
–... y es verdad. Los medios ofrecen su opinión en temas delicadísimos y rara vez se da la palabra a los profesionales, al abogado que lleva el caso y que tiene pruebas contrastadas. El boca a boca termina dando otras versiones.
–En la violencia de género, ¿la Justicia llega tarde?
–No es que llegue tarde, que puede ocurrir, es que las víctimas no denuncian en el primer momento. Si eso ocurre, a las 24 horas se detiene al presunto agresor y a las 72 horas, como máximo, se resuelve la orden de alejamiento. Pero falta didáctica, algunas mujeres quitan la denuncia.
–¿Qué es lo que preocupa ahora mismo a los jóvenes abogados?
–La inseguridad laboral, lo que nosotros denominamos la relación laboral especial. La mayoría trabaja en bufetes, pero por cuenta ajena. No se contratan abogados, no gozamos de los derechos mínimos de un trabajador porque somos autónomos a pesar de trabajar en un despacho.
–¿Cuál es su diagnóstico de la juventud 2011?
–Se nos exige bastante formación y damos servicio de mucha calidad. Hacemos cursos de reciclaje..., pero la crisis económica hace que muchos jóvenes caigan en el pasotismo. Las ganas de trabajar y la ilusión desaparecen.
–¿Cree que hay una pérdida de valores?
–No me atrevo a decir que son más egoístas, pero sí que cada uno va a lo suyo. Priorizamos trabajo, familia y amigos, en cuanto a lo que se escapa de ese círculo nos cuesta movernos...
–¿Y qué sensaciones les provoca la política?
–Mejor decir los partidos políticos. Son un hándicap y nos desencantan. Al final, sea el Gobierno o la oposición, no resuelven nada. Cobra más valor el voto en blanco.
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