Bruselas

Un grito por la dignidad de los parados y por una sociedad más justa y humana

Un grito por la dignidad de los parados y por una sociedad más justa y humana
Un grito por la dignidad de los parados y por una sociedad más justa y humanalarazon

VALLADOLID- Son poco más de una veintena. Hombres y mujeres. Los hay con apenas veinte años, que están estudiando. De mediana edad. E incluso alguno que está más cerca de la edad de jubilación. Son gente normal. De la calle. E incluso hay un perro que les acompaña y entretiene. Pero todos tienen algo en común que les ha unido en esta, de momento, travesía por el desierto: que están sin trabajo -algunos de ellos desde hace varios años-, y luchan por encontrarlo; su hastío por la situación actual en la que vive España, sometida a lo que diga la Unión Europea, y por la falta de perspectivas y de futuro; pero, sobre todo, las ganas e ilusión que tienen de cambiar las cosas en esta sociedad que consideran que está sodomizada y carente de valores. Sueñan con tener una vida mejor para ellos y para los demás. Ésa es su causa. Su motivo de esperanza. Y por ella pelearán hasta el final.

Es la Marcha por la Dignidad de los Parados, que ayer llegaba a Valladolid después de haber recorrido más de trescientos kilómetros. Su destino: Madrid. La capital de España, donde esperan llegar el próximo 21 de julio para manifestarse, dejarse oír, y poner su granito de arena para tratar de cambiar las cosas. Una aventura que se iniciaba el pasado 26 de junio de la mano de una quincena personas desde varios puntos de Asturias, como Avilés, Llanera u Oviedo, sin pertenencia a sindicato o partido político alguno, aunque sí han encontrado apoyo en el Movimiento 15M y en las redes sociales. Con el paso de los días se han ido sumando algunos más a la causa -ocho ayer en Valladolid-, como Alexander, un joven vallisoletano de 22 años, amante de la fotografía y que anhela estudiar Periodismo, que se unía a la caminata desde Santiago de Compostela.

Pan y circo
Con una cámara fotográfica al pecho, con la que recoge diariamente el día a día de la marcha, y visiblemente cansado por el esfuerzo y el calor que están pasando en este viaje, Alexander pega un ‘palo' a la juventud de hoy en día, que considera que carece de valores y está sometida a un sistema esclavista que, como en la Roma antigua con el pan y el circo, dice que «nos tiene entretenidos con fútbol y toros». Al respecto, recuerda que «somos seres humanos que peleamos por nuestra dignidad», y sueña con una sociedad más justa y más humana, y que piense menos en el dinero.

En Valladolid se sumaba a esta Marcha Nacho Castro, otro joven vallisoletano de 20 años y estudiante de Musicología. Un chico inquieto que se ha unido a los integrantes de esta aventura porque cree en lo que defienden y se ha solidarizado con su causa. «Es una injusticia lo que está ocurriendo en España, con tanto paro y recortes por todos los lados», señala, mientras explica que está pensando en salir del país para ganarse la vida «porque aquí, en España, dice, ni hay trabajo ni se le espera».

 

«Parece mentira que con la necesidad que hay la gente no reivindique lo suyo»
Ángel Catalán, un asturiano de 52 años y en paro desde hace cuatro, es un poco el mentor de esta Marcha por la Dignidad de los Parados, ya que él ya inicio una aventura parecida en solitario para reivindicar un empleo, aunque no fructificó. Pero se prometió a sí mismo que lo seguiría intentando si no cambiaban las cosas. Pese a la paliza que lleva encima, agradece la ayuda que están recibiendo en las localidades por las que están atravesando. No entiende lo que ocurre, y menos aún, que la sociedad entera no se movilice y plante cara pacíficamente a «la pérdida de derechos que estamos sufriendo y que tanto costaron conseguir» . Pone en el punto de mira a Europa y a Bruselas, pero también al sometimiento de España. «Si somos europeos para pagar impuestos también lo somos para cobrar un salario», denuncia, mientras avanza que ya está preparando su próxima aventura si todo se mantiene igual: cogerá una bicicleta y pedaleará hasta Bruselas para hacerse oír.