Córdoba
No los matéis dádmelos a mí por Demetrio FERNÁNDEZ Obispo de Córdoba
Este grito de Madre Teresa de Calcuta suena hoy con especial intensidad y dramatismo. Se refiere a los miles y miles de niños que son asesinados en el seno materno por el aborto procurado, fruto del egoísmo humano y que las leyes han introducido y han ido ampliando cada vez más en las «sociedades del bienestar», también en España. «Estamos ante un enorme y dramático choque entre el bien y el mal, la muerte y la vida, la ‘‘cultura de la muerte'' y la ‘‘cultura de la vida''. Estamos no sólo ‘‘ante'', sino necesariamente ‘‘en medio'' de este conflicto: todos nos vemos implicados y obligados a participar, con la responsabilidad ineludible de elegir incondicionalmente en favor de la vida», nos recuerda Juan Pablo II (EV 28).
Esta opción por la vida ha encontrado en Madre Teresa un apoyo decidido, especialmente de la vida más débil, la vida en su fase inicial y en su fase terminal. Sólo quien cree en la vida eterna es capaz de valorar la vida presente. El cristiano sabe que cada vida humana tiene como precio la sangre de Cristo, que vale infinitamente más que el oro y que la plata. Y por esa vida vale la pena entregar la propia vida, no matarla. Madre Teresa todo lo esperaba de Dios y por eso pudo servir a los pobres más pobres con el amor incondicional de Cristo.
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