OPINIÓN: Qué imagen

Cuantos conocemos (¡sufrimos!) la actual coyuntura del sector audiovisual y su falta de perspectivas futuras no podemos sino esbozar una sonrisa, digamos que sardónica, al escuchar nombrar el centro comercial que se proyecta en El Higuerón con la pomposa denominación de «Ciudad de la Imagen». Que se llame igual que el parque tecnológico de Pozuelo, construido en pleno boom económico para convertirse en un complejo sin parangón en Europa, es una muestra de comicidad, guasa sevillana o directamente humor negro. Aquí florecieron en su momento no productoras, sino empresas bien motejadas como «pata negra» cuyo monocultivo autonómico ha llevado a la quiebra a la RTVA, recurrentemente rescatado desde el erario y embarcado ahora, pese a tanta inyección, en una escabechina laboral de infarto. Lo de Canal Nou va a parecer al lado el cumpleaños de Heidi. El mayor movimiento de la industria (ja) cinematográfica en Sevilla fue una excursión a Buenos Aires organizada por y para amigos de Monteseirín. No se cerró ni un negocio pero en los boliches porteños todavía recuerdan las ganas de fiesta de los «gashegos del orto», previamente cebados en los mejores asadores de Puerto Madero. Hablan de setecientos puestos de trabajo. La cuarta parte ya serían muchos.