La sincronizada nunca falla

La ausencia de la embarazada Gemma Mengual, presente en todas las competiciones desde el Europeo de Viena en 1995, y que ayer estaba en la grada animando a sus compañeras, no ha mermado a las «sirenas» que dirige Anna Tarrés. Andrea Fuentes se colgó la medalla de plata en individual y el equipo también fue subcampeón. Por delante, cómo no, las rusas, porque esa tradición, por desgracia, también se repitió: gana Rusia y segunda España. «No sé si en esta vida o en la otra, pero cogeré a la rusa», dijo Andrea Fuentes, que debutaba en individual. «Estaba hipernerviosa antes de empezar», reconoció, pero le salió un gran ejercicio al ritmo de la canción «Non, je ne regrette rien», de Edith Piaf. Sumó 48,300 puntos, por los 49,300 de la campeona, Natalia Ischenko. La ucraniana Ananasova fue bronce (96,600).

Por la tarde se repitió la situación. El equipo español, con su espectacular bañador en forma de esqueleto, nadó, hizo piruetas, saltó y brilló con «La Casa Encantada», de Salvador Niebla. La exigente Anna Tarrés quedó satisfecha. Hay muchas caras nuevas respecto a los Juegos de Pekín. Gemma Mengual no sabe qué hará después de ser madre, pero el futuro parece garantizado.
 
La propia seleccionadora reconoce que la fama influye en la decisión de los jueces. Y el equipo nacional se ha ganado un hueco en eses sentido, aunque todavía están por detrás de las rusas. Ayer no hubo lugar a quejas, como en otras grandes competiciones, en las que hubo un trato a favor de ellas: fueron las mejores sin discusión. «Las rusas están muy fuertes; tenemos que seguir trabajando para ver si las superamos», aseguró la nadadora española Margalida Crespi. Las vencedoras acumularon 99,000 puntos, por los 96,900 de España. El bronce fue a parar de nuevo a Ucrania.

En la otra prueba disputada ayer, los 25 kilómetros en aguas abiertas, Kiko Hervás terminó en decimoquinta posición.