Carnaval
Un Don Carnal muy bestia
Los seres mitológicos reinaron en la fantasía del desfile de Carnaval de la capital. Miles de madrileños se sumaron a la fiesta disfrazados
MADRID-Madrid no tuvo ayer nada que envidiar a Río de Janeiro, ni a Tenerife ni a Cádiz. El gran día de la fiesta pagana por excelencia dejó ayer más de una boca abierta en un gran desfile plagado de criaturas mitológicas, bestias medievales –el lema de esta edición es «un carnaval bestial»– damas de cuento, fantasía y mucho color. El Gran Desfile de Carnaval partió con algo de retraso sobre la hora establecida (pasadas las 19:30 horas) de la Puerta de Madrid (parque de El Retiro) y recorrió las calles de O'Donnel y Alcalá, Cibeles, Recoletos, Colón y Goya con mucha imaginación y música para el deleite de los miles de madrileños que se animaron a contemplar el espectáculo.
Lanzallamas y música
Un gran lanzallamas dio aún más luz al desfile, que fue contemplado por familias enteras que aplaudían y bailaban al son de la música, en una tarde mucho más cálida que las anteriores. Aunque, a diferencia de otros desfiles, en esta ocasión los madrileños también eran protagonistas de la fiesta, ya que gran parte de los espectadores eran también personajes de todo tipo. Y es que, un año más, los madrileños (y los turistas que vienen a pasar este fin de semana a la capital) demostraron sus ganas de reirse un rato y pasarlo en grande con esta fiesta. Grandes y pequeños no dudaron en salir a disfrazados de casa y unirse a la comparsa «oficial» plagada de faunos, sapos, arpías, centauros o híbridos entre humanos y bestias. Y, aunque no había que competir por el mejor disfraz, sí es cierto que algunos madrileños mostraron tener más imaginación que otros ya que las típicas brujas y monstruos de cada año –más popios de Halloween– no faltaron tampoco en esta edición. Entre los más pequeños, no podían faltar Bob Esponja, Patricio, Spiderman y los clásicos personajes de Disney.
A pesar de que ayer era el día de dejar los problemas cotidianos a un lado y dar rienda suelta a la fantasía y la ilusión, también hubo quienes, ataviados con disfraces de guerreros, aprovecharon la ocasión de que miles de madrileños les miraban para protestar contra los políticos.
Si usted ayer no pudo sumarse a la gran fiesta, no se preocupe, porque aún puede disfrazarse durante los próximos cuatro días. Todo está permitido hasta que llegue el día «más triste» de todo el año, el miércoles de ceniza, día del entierro de la sardina, cuando comienza la Cuaresma hasta la próxima Semana Santa.
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