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«En Italia se ha olvidado que la política debe ser una vocación de servicio»
ROMA- Maria Fida es la hija mayor de Aldo Moro, el histórico líder de la Democracia Cristiana (DC) secuestrado por los terroristas de las Brigadas Rojas el 16 de marzo de 1978 y asesinado el 9 de mayo de aquel año. Considera que la posible beatificación de su padre puede servir para que los políticos de hoy recuerden las lecciones de Moro sobre la importancia de «la ética en el servicio colectivo».
-¿Qué significa para usted la posible apertura de la causa de beatificación de su padre?
-Es algo acertado, sobre todo desde un punto de vista ético. Mi padre era una persona muy especial. Iniciar su proceso de beatificación, aunque no acabe llegando a buen puerto, es ya de por sí algo hermoso. Él era una persona de fe, espiritual, lo que se reflejaba en la forma que vivía y en el modo en que murió.
-¿Pensó que su padre era un santo mientras vivía?
-Siempre lo he pensado. Mi hijo pequeño, que tenía dos años y medio cuando murió mi padre, decía que su abuelo era un santo. Los niños perciben cosas que los adultos no somos capaces.
-¿Qué enseña el ejemplo de su padre a los políticos de hoy?
-Enseña que la política debe ser la más alta expresión de la ética en el servicio colectivo. Hoy sucede lo contrario debido a que no hay políticos. No es que haya desaparecido la política, son los políticos los que faltan. Para dedicarse a la política hay que tener vocación, como la del médico o el misionero, hay que estudiar y prepararse desde joven. Hay que ocuparse de los temas sociales, de repente no puede uno convertirse en ministro.
-¿Qué era la política para Aldo Moro?
-Mi padre me enseñó que la política es una vocación de servicio hacia la colectividad. Es un modo elevado de ser cristiano. Esto no significa que los que no son cristianos no puedan hacer política de modo ético. Si son correctos y siguen la conciencia, también lo logran. Un político debe ser auténtico, recto y misericorde.
-La muerte de su padre estuvo rodeada de pasajes oscuros, en alguno de los cuales aparecía alguno de los otros líderes de la DC. ¿Piensa que sus antiguos compañeros se alegrarán si es beatificado?
-Creo que sí. Ellos decían que se trataba de una persona muy especial. Más allá de las incógnitas de su muerte, tanto sus amigos como sus enemigos reconocían que se trataba de una persona extraordinaria. Lo han dicho también los miembros de las Brigadas Rojas.
-¿Qué le dijeron los terroristas cuando habló con ellos?
-Hice un servicio en una prisión donde había tres de los jefes históricos de las Brigadas Rojas. Hablé muchas veces con ellos de cosas espirituales. Aunque yo me había propuesto en un principio que no hablásemos del caso Moro, al final lo hicimos. Era inevitable, estuvimos viéndonos casi todos los días durante tres años y medio. No hablamos de cosas jurídicas, pero sí del hombre. Los brigadistas contaban que mi padre era una persona extraordinaria. Con los que hablé me dijeron que habían secuestrado a la persona equivocada. Mi padre era el hombre del diálogo, el hombre que podría haber hecho tanto y que, de hecho, estaba haciendo tanto. Eso ellos lo entendieron. Cogieron al único que era capaz de sacarles de sus posturas extremistas y llevarles hacia un orden parlamentario. Mi padre quería que todos estuvieran en el Parlamento. De hecho, ése fue uno de los argumentos usados en su contra. Resultaba peligroso, como todos los santos, que son incómodos.
-¿Qué opinión tiene de la situación política actual de Italia?
-No le veo porvenir hasta que se permita que se vote a las personas, no a los partidos. antes los partidos significaban una ideología. Hoy no es así. Estoy de acuerdo con lo que propugna el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo, aunque tienen unas formas excesivas. Es un movimiento democrático, hace hablar a las personas.
Aldo Moro: Un ejemplo en tiempos de crisis
El proceso de beatificación del ex dirigente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, ha dado sus primeros pasos. Aunque todavía no se ha solicitado formalmente la apertura de la causa, el Vaticano ya ha designado su procurador, la persona que se encargará de recoger los testimonios de los allegados del posible beato y de estudiar su vida. Moro será propuesto como mártir por haber sido asesinado «en odio a la fe». Hay incluso un posible milagro realizado gracias a su intercesión. Decía haberlo recibido el antiguo nuncio apostólico en Mozambique, el cardenal Francesco Colasuonno, ya fallecido, quien contaba que cuando la nunciatura fue atacada por un grupo de guerrilleros africanos salvó la vida rezando y pidiéndole al histórico político democristiano que le ayudase desde el cielo.
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