Rihanna ya entre las grandes

Rihanna cumplió todas las expectativas en su debut barcelonés. La cantante de Barbados, que a pesar de los retrasos que han sufrido alguno de sus conciertos europeos –en Barcelona sólo se ha pasado unos minutos del horario previsto– ha empezado el concierto con una de sus canciones más conocidas, «Only Girl (In The World)», con todo el Sant Jordi rugiendo.

El recinto, que estaba casi aborrotado, disfrutó de los diferentes ambientes que creó Rihanna para cada bloque del concierto. Se pudo ver la parte delantera de un coche desguazado en medio del escenario, una barra americana donde Rihanna, vestida con frac, miraba lascivamente a las bailarinas que estaban a su alrededor, un tanque gigante rosa con dos cañones por los que salía humo, todo ello acompañado de cuatro pantallas gigantes y cuatro espectaculares cúpulas multiusos, que sirvieron para iluminar y poner proyecciones.

De sus temas más conocidos, entre otros, cayeron «Breaking Dishes», «One Man Down», «S&M» o «Shut Up and Drive». Sobre la actitud escénica de la cantante barbadense, realmente estamos ante un animal escénico. Rihanna canta, baila e interpreta, y a veces hace las tres cosas a la vez. También hubo lugar para los tradicionales cambios de vestuario. La cantante lució un bikini de pedrería, tacones rojos, otro bikini de estética «bondage» y un traje de noche amarillo elegantísimo que le sirvió para atacar su repertorio más suave con tres baladas. Explotando su vena sexual y su fama de chica mala, se contornea en el escenario como si estuviera haciendo el amor. De hecho, subió con ella a uno de los espectadores con el que, juguetonamente, escenificó una escena sexual.

El Palau Sant Jordi de la capital catalana, por el que últimamente han pasado divas del calibre de Lady Gaga, Kylie Minogue y en su momento, Beyoncé, no se le quedó grande en ningún momento a la artista, que demostró que estamos ante una de las realidades más sólidas del R&B actual. Un género que en España nunca ha acabado de calar entre la gente al cien por cien y con el que sólo Rihanna ha sabido romper el maleficio. Algo que quedó demostrado en el tramo final del concierto, donde se atrevió a cantar una canción al piano sobre una plataforma suspendida sobre el Sant Jordi, seguida de las dos canciones más celebradas de la noche: «Umbrella» y «We Found Love».