Lorca
La diplomacia de Valcárcel
Ramón Luis Valcárcel sabe que pasará a la historia de Murcia como uno de los cinco personajes que más hizo por esta tierra (Juan de la Cierva, Isaac Peral, Saavedra Fajardo y Conde de Floridablanca…), y de la que se siente el primer murciano con las obligaciones y responsabilidades del primer murciano. Jamás una etapa política murciana se había cerrado con el altísimo nivel que Valcárcel ha dado a sus paisanos en estos casi 17 años de gobierno popular y es probable que tarde muchos años en repetirse, por eso debe continuar en estos momentos tan difíciles de su mandato, que son o coinciden con los años más duros para la Región desde su llegada al poder en 1995. Este arranque de las Crónicas Murcianas puede sonarle a muchos un simple ejercicio de «peloteo» o un más que conocido «brindis al sol», pero me remitiré a la historia futura para que todos tengamos la perspectiva que dan los años trabajados con denuedo y podamos valorar con mayor juicio y criterio las palabras con las que arranca esta Cresta del Gallo. Decía esta semana y vuelvo a lo mismo que los socialistas perdieron las elecciones generales del 20-N por dos razones fundamentales. A saber, la primera de ellas por acudir a la cita con las urnas sin un proyecto de lo que significa y es para ellos el término de nación, referida, claro está, a la española. En segundo lugar, porque plantearon una campaña electoral sin apenas contenido y sólo centrado en criticar si el programa del PP incluía o no el trasvase del Ebro o cualquier otra fórmula que garantizase la idea de Valcárcel de lo que se consideraba una «prioridad irrenunciable» para Murcia en el supuesto de la victoria electoral se decantase a favor de Mariano Rajoy. Se habló también y se le preguntó por ello al presidente si optaría a una plaza de ministrable en Madrid, a lo que respondía siempre con un lacónico «mi interés se limita sólo a Murcia, sin renunciar a la política europea». Valcárcel sabe que un excelente presidente autonómico tiene más futuro y recorrido que cualquier buen ministro en Madrid, y que no entrar en esa carrera le granjeaba más simpatías que cualquier otro cargo en la villa y corte. Su lealtad al proyecto de Rajoy y su fino olfato para encontrar las soluciones a los problemas de la Región iban a hacer el resto, es decir, colocarle como el barón indiscutible de Murcia y el posible candidato a encabezar la lista del PP para las próximas elecciones al parlamento de la Unión Europea (UE). Pero a lo que íbamos. Ganados los comicios del 20-N, Valcárcel se erigió en el barón indiscutible y seguido del PP regional y nacional y logró así ser recibido como el primer presidente autonómico por el líder popular, ya investido presidente del Gobierno nacional. Y ante Rajoy y la confianza que caracteriza sus relaciones le planteó algunas de esas «prioridades» que no podían aguardar el sueño de los justos. Era ahora o nunca y allá que le sacó su apoyo al Aeropuerto Internacional y al proyecto de un nuevo Plan Hidrológico Nacional, Plan Nacional del Agua o llámese como se quiera, pero que no es otra cosa que el compromiso del Ejecutivo central a las urgencias de esta tierra. Desde entonces, el gobierno de San Esteban ha estado en campaña dentro de su propio partido, con el aval que le daba a Valcárcel que sus políticas fueran emuladas tanto por el Gobierno de la nación como por muchos otros regionales, incluidos algunos de signo nacionalista. Me refiero a las reformas en materia de ajuste aplicadas en Murcia un año antes y popularmente conocidas como el «tijeretazo». Todos copiaban a Valcárcel, al tiempo que la oposición en Murcia seguía desquiciada por políticas que tiempo atrás le costaron al PSOE una huelga general con sordina sindical y engrasada debidamente. Valcárcel ha logrado reunirse con cinco ministros y trasladado a todos ellos los problemas de la Región, desde la financiación autonómica, el aplazamiento de la deuda, el pago a los proveedores para taponar la sangría del paro, la recuperación de Lorca, la rehabilitación de Portmán y la entrada en funcionamiento para 2014 de la alta velocidad ferroviaria, sin dejar olvidados otros asuntos como la financiación de obras pendientes, el Corredor Mediterráneo, el puerto de contenedores de El Gorguel, la Marina de Cope y la recuperación del turismo como uno de los tres grandes motores junto a la agricultura y los servicios en los que se sustenta la Región de Murcia. Muchas de estas reivindicaciones se han logrado o se está en el buen camino de que se alcancen, pero hay que seguir encima para que nada escape al azar de los avatares políticos en estos tiempos difíciles donde lo que más escasea es el dinero que todo lo hace posible. En la oposición política, sin embargo, las aguas bajan más turbulentas que nunca, por eso Valcárcel tiene recorrido y tiempo para repetir una nueva legislatura que le permitiría redondear la jugada y dejar a su querida Murcia lanzada en pleno siglo XXI. Tiene además un buen banquillo para hacer todo ello posible y gente entusiasmada con su trabajo en que la Región recupere un pulso anclado en el devenir de la historia. El PSRM bastante tiene con encontrar el espejo en el que mirarse, por reencontrarse a sí mismo, por saber quiénes son y a qué representan, porque Valcárcel sigue impertérrito en el día a día que coloca al mismo tiempo a Murcia en un mapa en el que no figuraba.
✕
Accede a tu cuenta para comentar