Fuenlabrada

«Hay chinos buenos y malos La mafia no controla todo»

Los comerciantes asiáticos, preocupados por las secuelas de la «operación Emperador». Temen una bajada de ventas y piden que no se les criminalice

«Hay chinos buenos y malos. La mafia no controla todo»
«Hay chinos buenos y malos. La mafia no controla todo»larazon

MADRID- Con la calma que deja la tempestad se levantaron ayer los comerciantes chinos de la región, tras el paso de la «operación Emperador». Mientras unos intentaban digerir la noticia que mancha como ninguna su imagen ante los vecinos, otros se esforzaban por restar importancia a las detenciones y desvincularse de la mafia desactivada por la Policía, cuyo epicentro estaba en Fuenlabrada. Por ello las asociaciones de empresarios procedentes de China comenzaron ayer la campaña de lavado de imagen de su comunidad para evitar que la «tormenta» Gao Pin les arrastre.

China Club Spain, una asociación privada formada por profesionales chinos en España, se convirtió ayer en portavoz de la preocupación que ronda a sus compatriotas: «Que la sociedad española no atienda a prejuicios o descalificaciones de carácter general, ni identifique al conjunto de la comunidad china con los implicados» en la trama de blanqueo de capitales desarticulada, pidió. China Club Spain fue la punta de lanza de una comunidad que, en general, ayer apostó por esperar a que se conozcan todos los detalles del caso y confiar en lo que siempre les ha caracterizado: su método de trabajo. «Creo que la mayoría de españoles está contento con nosotros», valoró Juan Carlos Zhen, vicepresidente de la Asociación de Comerciantes Chinos.

A pie de calle, los propietarios y empleados procedentes de China en restaurantes, peluquerías o tiendas de alimentación se debatían entre la confianza en sus vecinos y el temor a que bajen sus ventas. «Confío en que la gente no asocie lo que ha ocurrido con nuestros negocios. Eso son cosas a gran escala y nuestros comercios son pequeños. El problema es que con la crisis ya no se vende casi nada, a lo mejor tenemos que cerrar pero por la caída de ventas de los últimos años», explicaba la dueña del restaurante Palacio Imperial de Majadahonda. Del mismo modo opinaba la empleada de una peluquería china en la calle Leganitos:«Nosotros estamos a otro nivel, somos pequeños comercios y nuestros clientes nos conocen. En todos los sitios hay gente buena y gente mala y nosotros no tenemos nada que ver con la mafia».

Otros no ocultaban su preocupación por el posible aumento de la «mala fama» de unos comercios que ya están en el punto de mira por la competencia empresarial. El gerente chino de la librería Liang You, también en la calle Leganitos de la capital admitía con recelo que las detenciones del martes podrían afectar negativamente a la imagen del comercio chino en España. Sin embargo, aseguraba que nunca sospechó nada sobre lo que estaba ocurriendo en aquel polígono de Fuenlabrada. Otros compatriotas prefirieron no opinar sobre lo que ayer destapó la Policía. La mayoría acudían a Cobo Calleja para llenar sus almacenes y a algunos ayer temían que las detenciones les de problemas de abastecimiento. En este sentido el propietario de una tienda de alimentación de Majadahonda reconocía sus temores: «Comprábamos algunas cosas allí y ayer estaba todo cerrado. No sabemos qué pasará en adelante».

En cuanto a la percepción que tengan los madrileños sobre los negocios chinos, también le restaba importancia. «A nosotros no nos va bien la tienda, pero claro, lo hacemos todo legal, pagamos el IVA y todo lo demás, por lo que no nos pueden meter en el mismo saco. Además, en estas cosas también hay metidos españoles y no por eso la gente dejará de ir a sus comercios», aseguró.

Lo que no pudieron evitar es que las detenciones en Fuenlabrada fueran ayer la comidilla en sus establecimientos, especialmente por parte de sus clientes españoles. Desde hace años, y cada vez más, en el barrio de Carabanchel abundan tiendas y bares de tapeo cuyos propietarios son chinos. La «operación Emperador» les pilló a la mayoría de ellos con el paso cambiado. En un pobre español, el empleado de un bar comentaba: «No sabemos nada, sólo trabajamos, aquí, ¿no lo veis?». Pero lo cierto es que algunos de sus parroquianos, en su mayoría jubilados, taxistas y personas en el paro le increpaban medio en serio medio en broma: «¿Qué pasa, que nos estáis robando el dinero?» o «ahora entiendo los cochazos que tenéis», mientras se daban codazos los unos a los otros.

Sí, los propietarios de los establecimientos sabían que existía Cobo Calleja, «pero sólo comprar esto y esto, más barato para nosotros, no ver nada más, nosotros somos pobres, el negocio va muy mal». Y no es una percepción subjetiva. En la calle Pinzón, en Vistalegre, en menos de un mes ha cerrado un bar y han traspasado dos locales, aunque a cambio se han abierto otros dos. Ayer, la comunidad china en Carabanchel era más reservada de lo que ha sido nunca.

El silencio de Cobo Calleja
Madrid- La comunidad china es conocida por su hermetismo y de ello hicieron gala ayer la mayoría de los comerciantes del polígono de Fuenlabrada. Exceptuando las cerca de 15 naves registradas la mañana del martes, el resto de comercios, almacenes y bares abrieron ayer sus puertas con total normalidad. Eso sí, con mucha menos clientela. «Me han llamado minoristas de Huelva que no sabían si venir y fíjate cómo está esto: vacío. Hoy sólo han entrado dos personas», señaló ayer la encargada de Yi Ku Fashion, en la céntrica calle Manuel Cobo Calleja. Nadie comentaba mucho de Gao Ping, muchos ni siquiera le habían visto el pelo por allí. «Los empresarios no aparecen mucho por aquí, le abré visto un par de veces», apuntó otra encargada del Cobo Center. Ella ya sospechaba, sin embargo, de que algo raro se cocía por ITC, una de las macronaves propiedad del millonario galerista. «Sabíamos que les iba muy bien, siempre tienen mucha faena, pero crecieron demasiado rápido en muy poco tiempo, era un poco extraño». La mujer apunta que sí habían comentado entre ellos que quizás tendría «algún contacto dentro de la mafia» porque él era uno de los «intocables» por los ladrones de su misma nacionalidad que han entrado a robar en muchos comercios del polígono. «Tampoco molestaron nunca a sus clientes cuando muchas veces han asaltado furgonetas de minoristas que salían cargadas», señaló. En la nave David Jones, en la calle Felipe Asenjo, y sede de la recién inaugurada Asociación de Bazares Chinos de España (ABCE), varios agentes del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT) de la Policía Nacional todavía abrían ayer por la tarde puertas con radiales en el marco de la «operación Emperador» acompañados de agentes de la UDEV Central, informa L. L. Álvarez.