País Vasco

Txeroki insta con el brazo alzado a «dar duro» en su segundo juicio en España

El ex jefe militar de ETA, Garikoitz Apiazu Rubina, 'Txeroki', ha aprovechado la última sesión del juicio que se celebra contra él en la Audiencia Nacional para entonar la expresión abertzale 'Jo ta ke', que se traduce como 'Dando duro', mientras mantenía el puño en alto.

Al etarra se le juzga por la bomba que pudo acabar con la vida de la teniente de alcalde Portugalete Esther Cabezudo, el 28 de febrero de 2002, y que estalló a su paso cuando se dirigía al Ayuntamiento en compañía de su escolta.

En la sesión del juicio de este jueves, ha aprovechado su turno de palabra para enviar saludos a sus familiares: "Abrazos y un saludo caluroso a todos los amigos y familiares que han venido de Euskal Herria y 'jo ta ke'", ha dicho en euskera.

Esta ha sido la segunda comparecencia de 'Txeroki' ante un tribunal de la Audiencia Nacional desde su entrega temporal por parte de Francia. La fiscal Carmen Montfort ha elevado a definitiva su petición de 377 años de prisión en su contra por la comisión de 20 delitos de asesinato en grado de tentativa, y uno de estragos por participar en esta acción como miembro del 'comando Olaia'.

A lo argo del juicio, que ha seguido desde el interior de la sala, recostado en una silla y ante el tribunal y escoltado por la Policía, se ha girado en varias ocasiones para saludar a los amigos y familiares presentes. 'Txeroki' se ha negado a contestar a las preguntas: "No les doy la legitimidad para juzgar a ninguna persona del País Vasco. No voy a contestar a ninguna pregunta", ha explicado.

'Txeroki' estuvo en los días precedentes al atentado en el apartamento que los etarras tenían alquilado y en el que prepararon la bomba. Así lo indican las pruebas que han presentado los peritos policiales que han participado en el juicio, y que han concretado que se encontraron diversos rastros del ex jefe militar de ETA en la vivienda que utilizaba el comando 'Olaia', responsable del atentado,
y que estaba en la calle Txiki Otaegi de Amorebieta.

Rastros de "Txeroki"en el piso
Las huellas de 'Txeroki' se han hallado en carpetas y fotografías situadas debajo de una cama, además de rastros biológicos en una prenda de vestir y una máquina de cortar el pelo. Además, los especialistas han destacado que también localizaron su escritura en una revista de pasatiempos, y en etiquetas encontradas en una lonja donde el comando guardaba el explosivo, similar al utilizado en el carrito-bomba de Portugalete.

También ha comparecido ante el tribunal el miembro de ETA Gorka Martínez, que en sus declaraciones ante la Policía confesó que 'Txeroki' era uno de los ocupantes de la casa de Amorebieta. Precisamente el contrato de la vivienda y de la lonja figuraba a nombre de Martínez. Pero durante el juicio la terrorista ha asegurado que sus declaraciones las realizó bajo tortura.

El juicio ha servido también para que la teniente de alcalde Esther Cabezudo rememorara el día del atentado. Según ha explicado, el artefacto estalló a su paso el 28 de febrero de 2002, cuando se dirigía al Ayuntamiento en compañía de su escolta.

"Fue una explosión enorme, acabé en el suelo"
"Fue una explosión enorme, acabé en el suelo, mi escolta pensó que me iban a rematar y se echó encima de mí". Como consecuencia de la deflagración de la bomba se le rompió el tímpano derecho y recibió el impacto de la metralla. "A lo largo de la parte derecha tengo veintitantos fragmentos", ha indicado Cabezudo, que en un momento de su declaración ha explicado: "Antes era una persona libre".

Dos o tres meses después del atentado, Cabezudo regresó a su trabajo en el Ayuntamiento con la intención de retomar su vida, pero "al poco tiempo"le entró "una crisis de ansiedad y un estrés postraumático"y se vio obligada a pedir la baja.

Por su parte, el escolta de Cabezudo, Ignacio Torres, otra de las víctimas del atentado, que provocó heridas a un total de veinte personas, ha recordado que tras la explosión notó "un montón de objetos ardiendo"que le entraban en el cuerpo: "Todavía lo recuerdo y se me pone la carne de gallina". En su caso, tras el atentado abandonó su profesión y se marchó del País Vasco: "No he vuelto a trabajar", ha declarado.