Literatura
Lista de espera espera para donaciones a la biblioteca solidaria
VALENCIA- El futuro de la «biblioteca solidaria», de la Fundación Padre Juan Schenk, que envía libros a países del Tercer Mundo, está en el aire. Hace cinco meses que debería haber abandonado el local en el que está instalada, pero todavía no ha encontrado otra sede.
Según explicó el coordinador del archivo y miembro del patronato de la fundación, Francisco Tebar, la familia propietaria que cedió el bajo gratuitamente en el año 2007, lo necesita ahora de manera urgente. Por ello, buscan nuevas instalaciones, en las que poder instalar los más de 15.000 libros que gestionan.
Y hasta que reciban alguna oferta, los organizadores han decidido paralizar la recepción de material. Tal y como explicó Tebar, el futuro todavía no está claro, por lo que no sería lógico seguir almacenando ejemplares. «Tenemos lista de espera de personas que esperan que vayamos a recoger sus libros». En este sentido, la gestión de las donaciones continuará una vez que la biblioteca esté instalada en el nuevo establecimiento.
De momento, nadie se ha puesto en contacto con ellos para cederles un local en el que poder seguir ejerciendo su labor solidaria. Si la situación continúa, en las próximas semanas, el coordinador se pondrá en contacto con el Ayuntamiento, la Conselleria de Justicia y Bienestar Social y las instituciones religiosas para solicitar un bajo.
Toda opción es buena, ya que cerrar la «biblioteca solidaria» no es una alternativa. Tebar ni siquiera se plantea esa posibilidad. «Tiene que seguir como sea, no podemos dejar a aquella gente en la estacada». En esta línea, defendió la importante tarea que realiza la decena de voluntarios que trabaja en ella, recogiendo libros y material escolar y enviándolos a los misioneros valencianos afincados en países sudamericanos.
«Si aquí tenemos crisis, allí viven instalados en una permanente. Siguen necesitando nuestra solidaridad». Tebar explicó que destinar dinero a esos países es prácticamente imposible ahora. Sin embargo, los envíos de material no son tan «costosos».
La fundación, que tramita varios paquetes al mes, distribuye colecciones, ensayos, manuales escolares y novelas de temáticas dispares. Los volúmenes son donados, principalmente por particulares, colegios y por la editorial creada por el propio Juan Schenk, Edicep. Y, pese a la crisis, las donaciones no han disminuido. «En todas las casas hay libros que no se leen». El objetivo de la fundación es fomentar la cultura para favorecer la autonomía personal y evitar así que sean explotados.
Además, la organización celebra un rastrillo solidario para conseguir fondos para los portes de los cargamentos.
Según la fundación, los envíos han permitido ya la creación de una biblioteca en Guinea Ecuatorial, un aula de lectura en la Amazonía peruana y la ampliación de fondos bibliográficos en Perú y Honduras.
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