La crisis en el juzgado

Parece que en tiempos de crisis la gente se pelea menos, no llega a las manos con tanta facilidad, quizá porque reserva la fuerza para emplearla en otros menesteres. En tiempo de crisis se roba menos en las casas y en los coches, quizá por que cada vez es menor el botín que pueden llevarse los ladrones. Pero en tiempo de crisis se litiga más, se acude más a los juzgados por asuntos económicos.
El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Francisco Javier Viera, presentaba hace unos días a la presidenta de Comunidad, Esperanza Aguirre, la Memoria de este Tribunal, correspondiente al pasado año. Según ésta, durante 2010 la actividad judicial general se estabilizó en su conjunto. Los asuntos penales se estancaron y el número global descendió en algo más de un 1 por ciento.
Pero he aquí que la crisis ha producido otro efecto: la actividad judicial en lo mercantil se incrementó en un 33 por ciento, de forma muy especial en lo que respecta a los casos de concursos de acreedores presentados en los juzgados. Luego están las denuncias por impagos de haberes, facturas a proveedores, alquileres, hipotecas, etc. Según Vieira, «la Justicia no va bien, ni va mejor», porque si se estancan los asuntos penales por delitos de sangre o de robo con fuerza y aumentan escandalosamente los mercantiles, la conflictividad no baja, simplemente se traslada de jurisdicción.
En tiempo de crisis la gente tiene menos ganas de pegar… y de pagar. Las primeras, se pueden contener; las segundas, son consecuencia de un estado de necesidad. La crisis, ese nombre que envenena tantos sueños, se ha colado de rondón, ¡qué digo!, por la puerta grande en los juzgados, y en algunos casos, intervienen los piquetes informativos del 15-M para impedir que la justicia se cumpla en asuntos de desahucio. Más leña.