Los Ángeles

«No estoy enamorado de Robert Redford»

Vuelve a dirigir y se enfrenta en «La conspiración» al asesinato de Abraham Lincoln a manos de un joven actor de moda de la época, John Wilkes Booth. El cineasta, que ha hablado para LA RAZÓN, confiesa que desearía ser recordado por sus hijos como un buen padre y nos descarta escribir su jugosa biografía

Redford dirige a James McAvoy en una escena de «La conspiración»
Redford dirige a James McAvoy en una escena de «La conspiración»larazon

Robert Redford regresa a la gran pantalla con «La conspiración», que narra la historia de Mary Surrat, la madre de quien fuera el asesino de Abraham Lincoln, John Wilkes Booth, acusada de conspiradora. A sus 75 años está entregado en cuerpo y alma al Festival de Sundance, que, precisamente, esta semana ha presentado los filmes que participarán en su próxima edición, entre los que figura «Madrid, 1987», de David Trueba, el único español en la competición. De su nueva cinta declara que le llamó poderosamente la atención «que la historia fuera desconocida. Hay poco sobre Lincoln que la gente no sabe. De todas formas, no es éste un documental histórico. He tratado principalmente de concentrarme en las emociones de los personajes». El cineasta explica por qué cada vez trabaja menos de cara al público y más entre las bambalinas de la industria. Sigue montando a caballo, esquía y no descarta escribir su biografía.

-«La conspiración» le habrá llevado bastante tiempo de investigación y búsqueda.
-El reto principal fue tratar de convertir la estancia donde se juzga a Mary en un personaje más. Traté de ser lo más realista posible al recrear el juicio, que fue caótico y bárbaro de acuerdo a los tiempo que se estaban viviendo entonces en Estados Unidos. La paz conseguida pendía de un hilo y cualquier acontecimiento podía convertirse en la mecha que la hiciera saltar por los aires. Ese ambiente se respira en varias ocasiones durante el juicio.

-A la hora de contar la historia parece decantarse por la inocencia del personaje de Mary.
-He tratado de mostrarme lo más objetivo posible, aunque no oculto cierta predilección porque pienso que un soldado de la Unión sin experiencia como abogado defensor es una causa perdida. El personaje que interpreta James McAvoy resulta muy interesante porque pasa de no querer llevar el caso a darse cuenta de que es el único que debería defenderlo. El juicio no es contra Mary, sino contra la constitución norteamericana.

-¿Le mueve la misma pasión de siempre en su trabajo?
-Dirijo con una intensidad similar a la que he tenido, aunque mi desilusión hacia Hollywood ha ido en aumento. Ya no existe una industria real, al menos no de la manera en que se planteaba antes.

-Sin embargo, sigue dedicado por completo a Sundance.
-Lo más importante en el festival es su continua evolución. Cuando tienes la fortuna de conseguir el éxito es el momento preciso para reinventarte, yo trato de hacerlo cada día porque repetir un esquema me aburre, me pone nervioso. No estoy enamorado de Robert Redford, sino que intento aprender y seguir mi camino. Como empresario, Sundance siempre ha sido un proyecto que deseaba hacer realidad y he creado la pintura que a mí me gustaría ver o, al menos, se parece bastante a lo que tenía en mi cabeza.

-Hollywood rueda ya el «remake» de «El Gran Gatsby» con Leonardo DiCaprio. Usted rodó la película con Mia Farrow, ¿Qué le parece?
-Es una gran historia que refleja el esplendor del sueño americano. Estoy seguro que Leo va a hacer un gran trabajo porque se trata de un buen actor.

-¿Por qué le gustaría ser recordado?
-Por mi trabajo en el cine y por haber sido un buen ciudadano. Quisiera también que mis hijos dijeran de mi que he sido un buen padre. Eso es todo. Todavía hay muchas cosas que deseo hacer, así que espero que no haya llegado mi hora. Tengo 75 años e intactas las ganas de disfrutar; no quiero premios, ni reconocimientos, simplemente que se valore el trabajo que hago, que es lo verdaderamente importante.

-¿Con qué película cree que el público le identifica?
-Imagino que con « Dos hombres y un destino», porque es la canción que escucho cuando me invitan a una fiesta o entro en un acto público.

-En el cine, la vida después de cumplir los sesenta se presenta un tanto agotada, sin apenas amor ni sexo, sin esperanza. ¿No le gustaría rodar una película sobre este tema?
-Quizá, siempre que estuviera tratada desde un punto de vista que no se hubiera filmado ya. Me atraería ver la evolución de dos personajes atractivos que se casan a muy temprana edad, después pierden la pasión y el frenesí erótico y su amor desaparece de la relación, pero que se vuelven a encontrar cincuenta años después y conectan de nuevo como si fuera la primera vez. Pero tengo la sensación de que al público joven no le iba a interesar. Es un proyecto con el que llevo desde hace tiempo, una historia de amor para gente de mi edad.

-¿Sería difícil de comercializar?
-Sí, porque hoy la industria está orientada hacia el público joven. Hollywood es un negocio, lo que no es nada malo, aunque significa que la taquilla es lo que mueve la industria y el dinero cada vez está más en manos de gente que no llega a la treintena, interesada en cintas de acción, efectos especiales y musicales; es decir, filmes hechos con una plantilla. A mí, las películas que me interesan son cada vez más difíciles de realizar.

-¿Escribirá su biografía?
-¿Por qué no? Otros han escrito sobre mí sin darme opción a contar mi versión, pero si lo pienso bien no me interesa sentarme a hablar de Robert Redford, sí, en cambio,contar lo que he vivido incluso antes de ser actor, cuando me dedicaba a pintar en París, el tiempo que viví con mi familia en España, o tal vez me decida por escribir un poema o un cuento sobre mi vida.


El detalle
UN DIRECTOR PESADO

Confiesa que el hecho de dirigir le ha llegado con los años y que peca de obsesivo a la hora de seleccionar a sus actores: «Puedo resultar excesivamente pesado, pero es la manera que tengo de trabajar». Los actores, según cuentan, parece que se lo agradecen, y que nos les importa tanta dedicación. «Siempre ha sido así. Mi método de rodaje es el mismo y a estas alturas no tengo la menor intención de cambiarlo», comenta con la seguridad del trabajo bien hecho. Actualmente rueda un «thriller» sobre un periodista que descubre la identidad de un activista, cuyo reparto encabeza el joven Shia LaBeouf y que cuenta, por contrapartida, con los veteranos Nick Nolte, Julie Christie, Susan Sarandon y el propio Redford, que también se ha reservado un papel, algo que acostumbra a hacer en sus trabajos. Sundance ya está llamando a la puerta y en breve se encerrará en la localidad de Utah para atar los últimos cabos del encuentro. Y poder esquiar.


EL PRECEDENTE
Brad Pitt, la encarnación de Redford

«Thelma y Louise» ya se habían topado con él en un camino polvoriento, incluso había mostrado este rubio actor una anatomía que no pasó desapercibida. Redford se fijó en él para protagonizar su tercera cinta como director, «El río de la vida» (1992), que le consagró y en la que destacaba su más que notable parecido con el rubio cineasta, sobre todo en su abundante flequillo. Era la reencarnación del joven que Redford fue.