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Mira quién habla

La Razón
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Los niños y los perros son uno de los recursos más utilizados por la publicidad desde sus inicios. Ya lo descubrió a finales del siglo XIX el jabón Pears, con innumerables carteles y postales de preciosos «angelitos» lavándose, que todavía invitan a una dulce sonrisa. Desde entonces, innumerables anunciantes, marcas y publicitarios optan por los niños para que sus mensajes lleguen a los consumidores de una forma mucho más amable, tierna y divertida. A los niños se les perdona todo, incluso que nos vendan motos (o coches). Y mucho más si lo hacen con humor.Es el caso de Renault, que de la mano de la agencia Publicis tiene el mérito de convertir una promoción de ventas en una de las campañas más divertidas y posiblemente de mayor éxito en los últimos tiempos. Algo muy complicado, pues basta ver cómo la mayoría de las promociones hacen una publicidad gris, centrada en los precios, ofertas o regalos que puedes obtener si compras el producto anunciado.Renault es capaz de que escuchemos sonriendo todos esos descuentos y tipos de interés cero simplemente poniéndolos en la inocente voz de un niño de cuatro años, que atraído por esas ventajas se ha comprado el coche, y como no puede conducirlo sólo se divierte con el mando a distancia. Es el mismo recurso que llevó al éxito películas como «Mira quién habla» escuchando los pensamientos de un bebé, y otras similares con perros habladores. El surrealismo de la situación, que en cierta forma engancha la campaña con otra de gran éxito de la misma agencia para la cerveza Mixta de Mahou, hace que los spots se vean con agrado, más como pequeños gags humorísticos que como puros anuncios. Con el valor añadido de que, si los anuncios de Mixta se recuerdan sobre todo por los chistes y juegos de palabras y la marca aparece casi como el patrocinador de esos breves espacios de humor, en la promoción de Renault el mensaje comercial es el protagonista absoluto, pero al ponerlo con la voz y la figura de un niño las condiciones promocionales se escuchan con sorpresa y simpatía, provocando casi de forma inevitable la sonrisa. Por si le faltaba algo, es también un buen ejemplo de campaña adaptada a los tiempos de crisis, pues los anuncios no han necesitado un gran despliegue de medios para ser atractivos y contar muy bien lo que se quería.