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«Se vende piso en la costa española Sólo extranjeros»

Con el consumo interno paralizado por la crisis, las empresas han comenzado a mirar al exterior para mantener su actividad. Si los de aquí no compran, habrá que vendérselo a los de fuera, razonan.

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Y la estrategia, necesaria no sólo para capear la que ahora está cayendo sino para sentar las bases de un cambio económico más profundo en el país, por ahora funciona, pues en febrero las compañías españolas vendieron productos por valor de 17.136 millones, un 22,5% más que en el mismo mes de 2010. Vender casas no es como vender cualquiera de los productos que producen estas compañías. No se puede exportar un bloque de viviendas vacías como se exportan coches, botellas de vino o pantalones.

Pero sí se pueden vender las virtudes de España como destino ideal de vacaciones para buscar inversores interesados en las segundas viviendas vacías que saturan buena parte del litoral español. Y eso es en lo que anda afanado el Ministerio de Fomento, que la pasada semana inició una gira que le llevará por diversos países europeos para dar salida a un producto que, a día de hoy, no tiene comprador nacional y que es necesario vender.

Según los datos del propio departamento de José Blanco de finales de 2009, la estadística oficial más reciente, en las comunidades mediterráneas y las Islas Canarias había un «stock» de 276.000 viviendas nuevas sin inquilino. Drenar esta sobreoferta de pisos vacíos que hay en España es importante para revertir la parálisis que vive el sector de la construcción y promoción inmobiliaria, pues nadie va a edificar más viviendas en una zona sin vender antes las que tiene en cartera. «Aunque no hay sólo un problema de "stock". Mientras la banca no conceda crédito, tampoco será posible construir en zonas donde sí hay demanda. Y el grifo está cerrado», precisa Julio Gil, de Horizone Consulting Inmobiliario.

Si Fomento se ha decidido a buscar fuera inversores para eliminar la sobreoferta de segunda residencia es porque en España, a día de hoy, no los hay. «Si la gente apenas tiene para pagar su vivienda habitual, ¿cómo va a pensar en tener una segunda residencia?», resume de forma gráfica Joaquín Pruna, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) experto en el sector inmobiliario.

Con una economía como la española luchando todavía por escapar de la recesión, la esperanza para estas viviendas está en las economías que ya han salido del túnel, como la alemana o la británica, que comienzan a considerar atractivo invertir en España tras las fuertes caídas experimentadas en los precios de estas residencias, que Fomento cifra entre el 30% y el 40% en municipios como Torrevieja o Marbella.

Un descenso que el Ministerio trata de emplear como gancho para buscar compradores e inversores. No obstante, el movimiento –coinciden todos los expertos– es por ahora, salvo en lugares puntuales, tímido, a pesar de que, según Fomento, en 2010 los extranjeros compraron 29.615 viviendas, un 20,8% más que en 2009. «En zonas de Baleares, los precios han subido un 6% o un 7% debido a la demanda de los alemanes», explica Fernando Encinar, jefe de Estudios de idealista.com.

Solución a medias
Hasta que no transcurran unos meses no se podrá comprobar si la gira por Gran Bretaña, Francia, Alemania, Holanda, Suecia y Rusia ha sido eficaz. Incluso si sirviese para drenar parte del «stock» de segunda residencia, los expertos creen que, en el mejor de los casos, sólo solucionaría parte del problema de sobreoferta de vivienda, que incluye también el «stock» de primera residencia y la ya citada sequía del crédito. «El "stock"de primera residencia no se puede vender fuera. Depende de la economía española.

Y ésa es otra historia», resume Joaquín Pruna. Fernando Encinar añade otro requisito para él imprescindible para corregir esta sobreoferta: el descenso de los precios. Todos coinciden en que la gira es adecuada y llega en un buen momento. «Es una buena iniciativa porque hay que lavar la imagen del sector turístico residencial español, que ha sido muy dañada por el uso político», afirma Julio Gil.

En busca de más habitantes para las «colonias»
En San Fulgencio, el inglés es la lengua más hablada por sus habitantes. Sorprendente a primera vista pero lógico. Según el INE, aproximadamente la mitad de su población es británica. La alicantina es la ciudad española en la que viven más extranjeros: el 75 por ciento de sus algo más de 12.000 habitantes son foráneos. Atraídos por el buen clima y la playa, decenas de miles de jubilados del centro y el norte de Europa buscan en el litoral mediterráneo español un retiro dorado en el que pasar los últimos años de sus vidas alejados de las bajas temperaturas y las inclemencias meteorológicas de sus países de origen.

Y es a esos potenciales compradores a los que busca Fomento con su gira. Compradores que han convertido a decenas de localidades españolas en pequeñas colonias de Gran Bretaña, Francia o Alemania. Porque San Fulgencio no es la única localidad del litoral en la que los extranjeros superan a los españoles. Rojales, Teulada, Calpe, Jávea y Alfaz del Pi, todas ellas en Alicante, también superan el 50% de habitantes foráneos.