Conducta sospechosa

No dan su brazo a torcer. Comenzaron con animadversión contra el ex presidente Francisco Camps y Ricardo Costa y siguen amenazando con alargar gratuitamente y sine die el proceso, a no ser que impere el sentido común y las aguas vuelvan hoy al cauce de la racionalidad. No sé por qué, al ver comportarse a las fiscales, recordaba –creo que a Sócrates– «es mejor sufrir una injusticia que cometerla».
Me refiero a su decisión de ayer de leer desde el folio uno los 17 tomos que componen la selección realizada de la «causa de los trajes» para el procedimiento con jurado. Unos miles de folios cuya lectura sabe Dios cuántos días durará, cuando lo habitual en este tipo de sesiones, al menos en la Ciudad de la Justicia de Valencia, es que la fase documental, prevista para hoy, se dé «por reproducida», es decir, todo está a disposición de los miembros del jurado. De esta forma, antes del fin de semana acusación y defensa habrían presentado sus conclusiones.
Es normal que los abogados de la defensa, al conocer la intención de la Fiscalía de seleccionar unos folios y escuchas para su reproducción en la sesión de hoy, sospecharan la intencionalidad de crear ambiente mediático e influir en el jurado contra los acusados. De ahí que advirtieran de que alegarían y pedirían que sólo sirviera al jurado lo que se leyera. Ante ello, el Ministerio Público decidió leer todo.
Después de tres años de procedimiento y veinte días de comparecencias, la lógica obliga a obviar artimañas que prolonguen aún más toda esta tortura. Para bien del jurado, por justicia para los acusados y por economía procesal. Así es la vida.