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Yo Chita: muere la eterna compañera de Tarzán

Se reía, saltaba, lanzaba besos, pintaba y actuaba. El chimpancé conocido por interpretar a «la mona Chita» en las películas de Tarzán de los años 30 ha muerto por un fallo renal en el refugio de Primates de Suncoast, en Palm Harbor (Florida). Quienes allí la cuidaban dicen haber perdido «a un gran amigo y un miembro de nuestra familia». La Fundación ha puesto a disposición de sus fans un apartado para dedicarle un último adiós.

Chita trabajó en doce películas de Tarzán en los años 30 y 40
Chita trabajó en doce películas de Tarzán en los años 30 y 40larazon

Aunque su nombre real era «Cheetah» y el papel que interpretaba junto a Tarzán era de macho, en los países de habla hispana se le empezó a conocer como «la mona Chita». Y es que en realidad no era una mona, sino un chimpancé llamado Jiggs. Apareció en cuatro de las doce películas de Tarzán que interpretó Johnny Weissmüller: «Tarzán y su compañera» (1934), «La fuga de Tarzán» (1936), «Tarzán y su hijo» (1939) y «Tarzán en Nueva York» (1942). Sorprendentemente, el animal ha sobrevivido a todos sus compañeros de reparto y figuraba en el Libro Guiness de los récords como uno de los primates más longevos del mundo.

Sin descendencia
Los únicos miembros de su familia eran sus cuidadores, pues nunca tuvo descendencia. Nacido el 9 de abril de 1932 en Liberia –de donde se lo trajo bajo la chaqueta su primer propietario, Tony Gentry, en un vuelo de Pan Am–, Chita trabajó en un total de doce películas de Tarzán en los años 30 y 40, aunque no fue el único: hubo otros tres que se alternaban con Chita en las secuencias.

A pesar de ser uno de los animales más célebres del mundo del cine –Jiggs también participó en numerosos telefilmes, anuncios y en películas como «Doctor Dolittle»–, no ha figurado en los créditos de ninguna de las cintas en las que actuó. De igual forma, fue designado tres veces para figurar en el paseo de las estrellas de Hollywood, donde sí que están representados los perros Lassie y Rintintín. Pero ese reconocimiento no llegó y se tuvo que conformar con el paseo de las estrellas de Palm Springs y el premio Calabuch que recibió en su 74 cumpleaños durante el Festival Internacional de Cine de Comedia de Peñíscola de 2006.

Dan Westfall, su último cuidador, contaba que Chita, que era diabético, se levantaba a las nueve de la mañana y tras la inyección de insulina, se comía un contundente desayuno a base de manzanas, plátanos y naranjas. «Le encantaba hacer reír a la gente. Tenía una gran habilidad para caminar con los dos pies como los humanos, y parecía tener mucha empatía con los sentimientos de las personas», asegura Debbie Cobb, director del refugio donde residía. Sin embargo, a Maureen O'Sullivan –la actriz que interpretaba a Jane en las películas de Tarzán– no le sentaban tan bien las bromas de Chita, con el que en cada rodaje tenía algún roce.

Aunque ni la condición ni las aventuras de la entrañable Chita se correspondían con lo que imaginó Edgar Rice Burroughs cuando creó el personaje literario de Tarzán (él pensó en una gorila al imaginar a Kala, la mona que cría al niño perdido en la jungla), es seguro que el chimpancé más famoso de todos los tiempos pasará a la historia por ser el fiel compañero del rey de los monos.

 

Arte en brochazos de primate
Además del fútbol, a la mona Chita le encantaba pintar. Firmaba sus cuadros con brochazos de colores y con la huella dactilar de su dedo índice. Las obras eran luego vendidas por 115 euros para poder así financiar la pequeña reserva de primates de Florida en la que vivía desde los años sesenta. Su cuidador, Dan Westfall, ha recordado que al animal le encantaba hacerle reír y que era muy hábil levantándose y andando como una persona