Cataluña
Discriminación
Valcárcel cerró ayer el reajuste de su Gobierno para hacerlo más operativo en estos tiempos que corren, con no pocos sacrificios y movimientos de personal que, a buen seguro, no gustarán a todos. Pero los buenos gobernantes se distinguen por eso, es decir, por hacer y poner en marcha medidas por muy impopulares que resulten, porque lo primero es el interés general y, lo segundo, lo que a uno le afecte personalmente. Del mismo modo, se producen dos situaciones que no dejan de ser altamente preocupantes. A saber, los líderes sindicales que se hacen la foto junto a Zapatero tras la firma del Pacto Social (ampliación de la edad de jubilación y aceptar el trágala del mayor paro de la historia de España), anuncian que vendrán a Murcia a manifestarse contra todo ello, es decir, contra todo lo que han aceptado en Madrid. ¡Cojonudo! Y dos, el Gobierno acepta la refinanciación de las Comunidades donde manda el PSOE, ya endeudadas, pero no se le permite a Murcia por muy buenos números que presente en sus reajustes. ¡Igualmente cojonudo! Ante esta situación solo nos queda el monte, o dicho en román paladino, si se nos niega el aire habrá que recurrir a la insumisión fiscal, boicotear el polo energético y acudir al guerracivilismo que tanto le gusta a Zapatero. Todo eso se podría traducir en manifestaciones en Madrid hasta que Murcia sea tratada como cualquier otra Comunidad. Ni más, pero tampoco ni menos. El Gobierno es irresponsable e incompetente y da la sensación que quiera destrozar al país ante las derrotas electorales que se le avecinan y que arrancaron en Cataluña. La discriminación territorial es una mala política sea quien sea el que esté en el Gobierno, y otra cosa distinta es que Murcia lo permita, por eso, de consumarse la discriminación habrá que responder con la máxima contundencia.
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