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Firmeza en medio de la crisis por Borja Prado

La Razón
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El sector eléctrico ha sido históricamente uno de los más sólidos y fiables de la economía española. Y lo sigue siendo.

Alejado de operaciones especulativas, protagonista de un elevado y constante esfuerzo inversor centrado en activos materiales, acostumbrado a aplicar eficiencias de costes para hacer frente a un mercado muy maduro, caracterizado por crecimientos tan estables como limitados, ha sido capaz de aprovechar estas fortalezas para operar con éxito a escala internacional. Todo ello hace que sus empresas sean bien valoradas en términos comparativos por los mercados, incluso en el difícil momento actual.

Estas fortalezas le han permitido afrontar la crisis con mayor firmeza; pero, más allá de estos sólidos fundamentos, lo que realmente lo está permitiendo es que el sector lleva mucho tiempo aplicando soluciones que se han convertido en urgencia generalizada en este crítico contexto: disciplina financiera, transparencia de gobierno, optimización de costes, visión internacional, obligación de competir en un mercado cada vez más exigente y responsabilidad respecto de todos los agentes sociales y económicos.

No por ello la crisis ejerce menos presión. Las empresas eléctricas españolas nos enfrentamos a un mercado cuya demanda está estancada o, incluso, experimenta descensos recientes; a fuertes presiones sobre las tarifas que dificultan que éstas puedan cubrir los costes del suministro; a un marco regulatorio que exige una reforma en profundidad para atajar el grave déficit tarifario, etc.

Son problemas, especialmente este último, que requieren medidas equilibradas que han de basarse en un diálogo abierto entre el Gobierno y las empresas; y por el que Endesa apuesta con lealtad y sin reservas.

Sólo ello permitirá mantener la característica solidez de nuestro sector: realizamos un importante nivel inversor, que crea un elevado volumen de empleo directo e indirecto, y que contribuye a mantener la actividad de muchas empresas colaboradoras de pequeña y mediana dimensión; damos seguridad a nuestros accionistas, cumpliendo objetivos razonables en beneficios operativos y dividendos; e, incluso, como en el caso de Endesa, somos capaces de reducir sustancialmente nuestro endeudamiento financiero.

El Gobierno español está haciendo un serio esfuerzo por demostrar, con decisiones difíciles y datos objetivos, que el tejido empresarial español y el conjunto de nuestra economía, a pesar de la crisis, tienen argumentos suficientes para merecer de los mercados internacionales una valoración mucho más positiva que la que actualmente reciben. El sector eléctrico español puede ser mostrado como buena prueba de ello. Y, en este empeño, nuestro Gobierno siempre nos tendrá a su lado.